Por: María Josefina Arce

La Agenda 2030, adoptada por la ONU en septiembre de 2015, es un plan de acción para avanzar hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental y que ha sido catalogada como una oportunidad histórica para las naciones menos desarrolladas.

Sin embargo su total implementación choca con actitudes y acciones que nada tienen que ver con un mundo más justo, sin desigualdades, ni hambre y donde todos tengan acceso a los más elementales derechos como la salud, la educación y el agua potable.

Ese es el caso del bloqueo económico, comercial y financiero que desde hace casi seis décadas mantiene Estados Unidos contra Cuba y que obstaculiza su desarrollo y la plena consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Al intervenir en Nueva York en el Foro Político de Alto Nivel de la ONU sobre Desarrollo Sostenible, el ministro cubano de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, subrayó que pese al mayoritario rechazo de la comunidad internacional y de amplios sectores estadounidenses el bloqueo persiste y se recrudece.

Así lo evidencia, apuntó, la reactivación en mayo pasado del Título III de la Ley Helms-Burton, que por su carácter extraterritorial busca obstaculizar las inversiones foráneas en la Mayor de las Antillas y sus relaciones comerciales con otras naciones.

No obstante, Cuba está seriamente comprometida con la implementación de la Agenda 2030 en aras de avanzar en su desarrollo sostenible y en la elevación del nivel de vida de sus ciudadanos, meta que promueve también como presidenta temporal de la CEPAL, Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe.

Es así que ha puesto sus esfuerzos en apoyar a la CEPAL y brindar ayuda a los países de mayor vulnerabilidad, con especial atención a las regiones del Caribe, pues considera al igual que la agencia de la ONU que no puede haber desarrollo sin igualdad, como tampoco igualdad sin desarrollo,.

En el plano interno y a pesar de los obstáculos que impone el cerco económico, la Mayo de las Antillas avanza con determinación en la implementación de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y sus 169 metas.

Muestra de ello es que Cuba es el segundo país en el mundo con el valor más bajo en el Índice de pobreza multidimensional, y ocupa la quinta posición entre las 14 primeras naciones que lograron reducir la tasa de hambre y la desnutrición de manera sostenida por varios años, según el Informe sobre la Política Alimentaria Mundial de 2018.

Asimismo destaca por su plan de Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático, denominado Tarea Vida, que busca minimizar las pérdidas humanas y los daños que ocasionan al entorno los eventos extremos.

Cuba desde el triunfo revolucionario en enero de 1959 ha trabajado por el bienestar de sus ciudadanos y la garantía de sus más elementales derechos humanos, una postura acorde a la Agenda 2030, al tiempo que con su accionar solidario también ha contribuido modestamente a que otras naciones avancen en ese camino.