En memoria de Catrillanca, chilenos restablecen protestas

Edited by Lorena Viñas Rodríguez
2019-11-15 08:24:04

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Foto: Confidencial

Por: Roberto Morejón

Para más zozobra del derechista presidente de Chile, Sebastián Piñera, la continuidad de las protestas sociales que conmueven al país coincidió con el primer aniversario de la muerte del mapuche Camilo Catrillanca.

El joven comunero fue ultimado durante allanamientos de los carabineros, las mismas fuerzas agresivas que hoy reprimen las reprobaciones multitudinarias, con impacto visible en Chile desde el pasado día 18.

Miles de manifestantes volvieron a las calles para demandar el fin de las crudas desigualdades provocadas por el régimen neoliberal y a su vez evocaron la memoria del mapuche víctima del terror.

Atemorizar a los ciudadanos ha sido un principio diabólico aplicado por ese cuerpo militar, tristemente célebre por su extremismo durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Como Chile sufre el lastre de una Constitución heredada de la tiranía militar, pues parece que también va aparejado padecer los atropellos de sus tropas, cuando hoy el pueblo se levanta contra de las medidas que exprimen sus vidas.

Las manifestaciones en la nación sureña comenzaron por el aumento del precio del pasaje del metro de Santiago, pero tomaron auge a pesar de su derogación.

En sucesión, millones de chilenos desfilaron por las calles hasta la actualidad para requerir la gratuidad en la educación, pensiones adecuadas, incrementos de salarios y acceso a servicios básicos como salud.

Igualmente piden la convocatoria de una asamblea constituyente y la redacción de una nueva Constitución, empeño en el que están involucrados varios partidos opositores y representantes de Piñera.

El gobernante hace caso omiso a las instancias para que el cambio en la llamada Ley de Leyes cuente con participación ciudadana, en lugar de concentrar las negociaciones en legisladores designados a dedo.

Ante tanta inequidad por la privatización desbocada y el desprecio oficial por las justas solicitudes populares, Piñera amparó un brutal comportamiento del ejército y los carabineros.

Con perdigones, balas, bombas de gas lacrimógeno y garrotes los uniformados tratan de apagar la ira ciudadana.

Se habla de Chile como si fuera un país situado en el confín del planeta, donde reina el terror.

No es para menos ante las denuncias de mujeres violadas, torturas, heridos, muertos y las lesiones oculares por los gases y perdigones disparados por los carabineros.

Mientras tanto, los medios de comunicación solo hablan de lo que narran como “vandalismo”, a fin de demeritar el cuestionamiento al régimen neoliberal y a Piñera.

El modelo de Chile expuesto como un oasis con oportunidades para todos se hunde entre las nubes de gases tóxicos.



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