Por: Guillermo Alvarado

En un mundo donde se producen comida suficiente para toda la humanidad, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, advirtió que creció el número de países que necesitan ayuda externa para satisfacer las necesidades nutricionales de su población.

Un informe de la entidad divulgado este miércoles señaló que dos naciones africanas, Namibia y Tanzania se incorporaron al grupo de quienes no cuentan con recursos suficientes para garantizar el derecho humano a la alimentación de sus habitantes.

La prolongada sequía es la principal causa de estas carencias, a la que se suman los efectos de una plaga de langostas del desierto que devastan extensas zonas de cultivos en ese continente.

Curiosamente, en 2019 se registró un repunte en las cosechas mundiales de varios granos básicos, como el maíz y trigo, y las perspectivas para este año se consideran favorables.

De acuerdo con la FAO, la producción de cereales en 51 naciones consideradas como de ingresos bajos creció en uno por ciento, y sin embargo esto no ha servido para paliar una situación que afecta a millones de seres humanos.

En total son 42 países los que requieren asistencia para ofrecer un mínimo de comida a su población y de ellos 32 están en África, un continente rico en recursos pero que vive aún las consecuencias de la colonización y el saqueo de Europa, incluido el oprobioso comercio de esclavos.

En Asia y el oriente medio hay otros ocho Estados con problemas graves de desnutrición y hambre y en nuestra región la FAO registra dos, Haití y Venezuela.

Respecto a la Patria de Bolívar hay que decir que la causa de las carencias alimentarias radican en la brutal guerra económica y comercial que le impone Estados Unidos, que mantiene un cerco y boicotea y persigue las transacciones internacionales, ya sean para comprar comida o medicinas.

Hacer sufrir a millones de venezolanos, incluidos niños, ancianos y enfermos, es el método utilizado por Washington para tratar de romper la resistencia de ese pueblo y apoderarse del oscuro objeto de su deseo, las enormes reservas de petróleo con que la naturaleza dotó a ese hermano país.

De manera global hay otro factor que incide en las carencias nutricionales en buena parte del mundo y es el irracional modelo de consumo imperante en los países desarrollados. En la actualidad se desperdician mil 300 millones de toneladas de comida, un derroche que resulta un verdadero crimen habiendo gente con hambre.

En Estados Unidos y Europa occidental como promedio cada persona tira al año entre  95 y 115 kilogramos de comida.

Más allá de los efectos comprobados del cambio climático en la agricultura, de las plagas y los fenómenos naturales, muere y sufre más gente por falta de alimentos debido a la indiferencia, el egoísmo y la insensibilidad creados por un sistema donde los valores están al revés, donde es más precioso un objeto, que una persona.

Habría que recordar con más frecuencia aquel pensamiento del Che Guevara de que “vale pero millones de veces más la vida de un solo ser humano, que todas las propiedades del hombre más rico del mundo”.