Por Maria Josefina Arce

Como un etnocidio califican algunas voces en Colombia la situación de las comunidades indígenas en el país, que en su mayoría esperan todavía  por una respuesta del gobierno que preside Iván  Duque ante la COVID 19.

Obispos de la Amazonía y Orinoquia señalaron que el avance de la enfermedad requiere de acciones efectivas, pues si bien la COVID 19 afecta a todos, las desigualdades sociales pueden llevar a daños en mayor escala de los más débiles y desprotegidos.

De hecho la Organización Nacional Indígena de Colombia denunció que el gobierno incumple con los pueblos autóctonos y pone en riesgo su supervivencia. Señaló que a más de un mes de la promesa gubernamental de ayuda ésta no se ha materializado en su gran mayoría.

Recuerda la entidad que las naciones indígenas están consideradas de especial protección constitucional y conforme al auto 004  de 2009 de la Corte Constitucional están en riesgo de extinción física y cultural, a causa, entre otros, del conflicto armado, el abandono institucional y los mega proyectos que se desarrollan en sus territorios, en detrimento de sus derechos.

La situación se torna más compleja, pues varias de estas comunidades residen cerca del Amazonas, que atraviesa además a Brasil y el Perú y es la principal vía de comunicación entre ellas, lo que puede llevar a que la dolencia se extienda implacablemente.

Los expertos advierten que durante siglos los gobiernos han visto a la Amazonía como un lugar del que se puede sacar recursos, pero nunca donde invertir en esferas como la salud o educación, por lo cual la situación sanitaria es bien alarmante.

Pero el panorama para estas comunidades no es mejor en otras zonas de la nación sudamericana. En medio de la actual pandemia un grupo de indígenas de la etnia Embera, asentados en Candelaria La Nueva, un barrio de Bogotá, la capital, fueron desalojados.

Completamente equipados con armas e implementos antidisturbios las fuerzas públicas sacaron de sus viviendas a los indígenas, que habían sido ubicados en la zona tras ser desplazados de sus regiones por la violencia de grupos armados.

La COVID 19 es una amenaza para todos, pero en especial para los pueblos autóctonos, abandonados a su suerte durante siglos y tradicionalmente diezmados por las epidemias llevadas a ellos por quienes solo querían colonizarlos y despojarlos de sus recursos y derechos.