"Tenemos que aumentar nuestra capacidad de actuar de forma autónoma, y no ser dependientes de las decisiones de otros, aunque sean amigos y aliados", afirmó el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. Foto / El Universal.

Por: Guillermo Alvarado

No se trata en absoluto de una idea nueva, porque se ha venido repitiendo a menudo durante los últimos años, pero la posibilidad de crear un ejército común en la Unión Europea, que no dependa de Washington, volvió a tomar forma en ese bloque integrador.

En realidad un paso de avance en la evolución de nuestra especie sería la eliminación de los ejércitos, así como de los arsenales de todo tipo, los nucleares y los convencionales, pero eso es algo que todavía está muy lejano en nuestro horizonte.

Como dijo el polémico escritor británico Arthur Koestler en su libro El cero y el infinito, “El sonido más persistente que reverbera a lo largo de la historia del hombre es el redoble de los tambores de guerra”. La pasión por matarnos unos a otros todavía está muy impregnada en nuestra conducta.

Pero la idea de la creación de un mecanismo común de defensa europea, o de ataque que es lo más probable, tiene sus aristas porque sería un paso más hacia el debilitamiento y derrumbe de la primera potencia mundial, Estados Unidos.

Esto ocurriría por la imposibilidad técnica y práctica de la existencia de dos aparatos militares en el viejo continente, cuestión que implica la desaparición de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN.

La propuesta fue presentada en 2013 por el expresidente de Francia, François Hollande, y repetida tras los atentados terroristas de 2015, pero no prosperó.

Durante la administración de Donald Trump y su política de Estados Unidos primero, volvió a salir a la luz, pero de ninguna manera la Casa Blanca iba a permitir que le amputaran las garras afiladas que representa la OTAN.

Sin embargo la desastrosa derrota del Pentágono y sus aliados en Afganistán, sobre todo el caótico espectáculo en el aeropuerto de Kabul durante los últimos días de agosto, hicieron emerger la iniciativa.

Durante la más reciente reunión de los ministros de Defensa de la Unión Europea, celebrada en Polonia, el alto representante para asuntos exteriores, Joseph Borrell, propuso organizar un batallón de respuesta rápida con 5 mil efectivos, para actuar en caso de una crisis.

Esto estaría enmarcado en la Política Común de Seguridad y Defensa, que ya existe en el bloque europeo, pero que se ha mantenido con muy bajo perfil.

Algunos gobiernos siguen viendo con malos ojos que la OTAN y Estados Unidos los involucren de manera reiterada en conflictos complicados, como Siria, Iraq, Libia o el mismo Afganistán. Tampoco quieren seguir aportando fondos a un presupuesto militar que se deposita y administra en Washington.

Habrá que ver hasta dónde llega esta rebelión, que podría marcar un hito en las relaciones trasatlánticas, si hay valor para empujar hasta el final.