En tiempos de Covid-19 los pueblos originarios también son los grandes olvidados.
Foto tomada de Radio Bayamo
Por María Josefina Arce (RHC)
La desigualdad en la vacunación contra la COVID-19 no se limita a la existente entre naciones industrializadas y menos desarrolladas, sino que también se evidencia dentro de las fronteras y abarca a sectores poblacionales como los indígenas.
En estos pueblos la inmunización no avanza con la rapidez necesaria, aun cuando estudios científicos han revelado que la vulnerabilidad al virus de esas comunidades, especialmente las asentadas en la Amazonía, en América del Sur, es hasta 10 veces mayor que la media.
Estos pueblos ya presentaban antes de la pandemia un deficiente acceso a la atención médica, al saneamiento y tenían altas tasas de enfermedades transmisibles y no transmisibles.
En Brasil, 163 etnias, más de la mitad de las existentes en el país suramericano, han sido golpeadas por la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, sin embargo, la vacunación aún es insuficiente.
Hasta mediados del presente mes solo 44% de los miembros de los pueblos originarios cuenta con el esquema completo de inmunización contra la dolencia.
La Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil alertó que estas etnias en el gigante suramericano viven una emergencia sanitaria. La COVID-19 le ha costado la vida a más de MIL Indígenas, mientras cerca de 51 MIL se han contagiado con la dolencia.
La situación podría complicarse, pues en ese país está presente la variante Ómicron, que tiene un ritmo vertiginoso de transmisión y ya está incrementando el número de enfermos en otras naciones del mundo.
El peligro es mayor para estas comunidades, ante las constantes invasiones de sus territorios por personas ajenas que se dedican a actividades ilegales, incentivadas por el gobierno del presidente Jair Bolsonaro. Son personas que, además de destruir el entorno pueden llevar la enfermedad.
Los pueblos originarios ya han sufrido del abandono y discriminación gubernamental. La situación era tan compleja que en agosto del pasado año la Corte Suprema de Justicia obligó al ejecutivo a adoptar medidas como la creación de barreras sanitarias, ante el reclamo de diversas organizaciones.
La Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil señaló que los problemas de gestión de las autoridades ante la COVID-19 en sus territorios son expresión del discurso de odio que caracteriza al actual gobierno y al racismo institucional.
Vuelven los pueblos originarios a ser los grandes olvidados. Se pone en riesgo sus vidas, se pierden los valiosos conocimientos de que son portadores y la historia de esas comunidades.
