Unión Europea en su laberinto tras salida británica

Edited by Maite González Martínez
2016-06-25 14:54:10

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Por: Guillermo Alvarado

La peor de las previsiones se cumplió en el referendo del Reino Unido, donde la mayoría de ciudadanos votó por salir de la Unión Europea y desató un vendaval de medidas, contramedidas y reuniones de mediano y alto nivel que tienen el propósito de analizar la situación y evitar consecuencias negativas en el bloque continental.

La primera baja del llamado Brexit fue el primer ministro británico, James Cameron, quien renunció a su cargo luego del chasco, lo que obligará a formar nuevo gobierno en un plazo de tres meses.

También bajaron el viernes las bolsas de valores, no sólo en Londres, sino que en casi todas las capitales europeas y aún en sitios tan lejanos como Tokio o Nueva York, a lo que siguió la devaluación de la libra esterlina británica y el euro, a pesar de los esfuerzos del Banco Central Europeo y su colega de Inglaterra. Estas fluctuaciones, sin embargo, suelen ser pasajeras y se descarta un desastre bursátil generalizado.

El próximo lunes se realizará en Berlín una reunión de urgencia convocada por la canciller federal Ángela Merkel, quien citó a los gobernantes de Francia e Italia, así como a las autoridades del bloque continental con sede en Bruselas, Bélgica.

Lo más preocupante en estos momentos es la euforia desatada entre los grupos de extrema derecha del llamado viejo continente, que celebran la victoria como suya y comenzaron a demandar consultas similares en muchos países, entre ellos Francia, donde el Frente Nacional trata de llevar agua para su molino, igual que lo hace la Liga del Norte, en Italia.

xitEn torno a un contagio inmediato, o un efecto dominó, hay que recordar que el Reino Unido nunca fue realmente un socio por completo integrado al mecanismo regional y en determinados temas marchó por su cuenta, como el monetario, donde defendió a ultranza la vigencia de la libra esterlina, o el libre tránsito de personas, en que mantuvo sus propias normas migratorias, diferenciadas del espacio Schengen.

Falta por ver si el Brexit tendrá alguna influencia en las votaciones legislativas del domingo en España, donde ya el centro derechista Partido Socialista Obrero Español trató de aprovechar el tema para generar miedo y pedir a los electores que sufraguen por el, en una actitud que podría calificarse de oportunista.

Más allá de todo esto, es oportunidad para que los líderes de la Unión Europea aprovechen para mirarse por dentro y resolver de una vez muchas de las contradicciones y carencias en sus mecanismos.

Entre otras cosas, deben hallar una solución para rellenar las brechas entre las principales economías y las más débiles. Hasta el momento, Bruselas exige por igual a potencias como Alemania o pequeños países como Chipre, por ejemplo.

Las obligaciones deben ser comunes, pero diferenciadas, para evitar desastres como el de Grecia, donde con la mayor indiferencia y frialdad se arrojó a la miseria a millones de personas, para salvar los bancos.

Si la Unión Europea espera sobrevivir, tiene que cambiar, pero a profundidad y no sólo con el principio del Gatopardo, aquella excelente novela del italiano Tomassi de Lampeduza, que afirma “si queremos vivir como hasta ahora, tenemos que cambiar”.



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