Antonio Darío López, combatiente de cuerpo entero (+Audio)

Edited by María Candela
2024-09-27 14:46:25

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Antonio Darío López participó en el ataque al cuartel Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo.

Por Arelys García Acosta*

El 27 de septiembre de 1924, a Jatibonico le nació un hijo rebelde: Antonio Darío López. Apenas abrió sus ojos al mundo, Manuela García González  y Emilio López García, sus padres de origen español, le enseñaron el valor del trabajo y la necesidad de obrar con justicia.

En el Batey Santa Teresa, del Ingenio Jatibonico, Antonio Darío jugueteó como todo niño, aunque muchas veces se le vio, también, vender verduras y andar con los zapatos rotos y la ropa ajada. Llevar unos reales a su madre para el sustento diario, cuando apenas alcanzaba los 10 años, fue su primera lección de sobrevivencia. Y era esta la verdad de la Cuba neocolonial, sacudida entonces por la pobreza y la desesperanza.

En un intento de buscar nuevas luces en medio de tantas sombras, la familia se traslada para La Habana a mediados de los años 30. Con mejor suerte, el niño que solo había podido llegar hasta el cuarto grado continuó los estudios, aprendió a tocar guitarra y a beber de las lecturas de José Martí. En su prosa y en sus versos, con seguridad, encontró el jatiboniquense Antonio Darío el sentido de lo justo.

Desde entonces, la obra revolucionaria creció cobijada por las ideas del Maestro. Con los bríos de su juventud se unió al Partido Ortodoxo dirigido por Eduardo Chibás y por solicitud propia se incorpora a las actividades organizadas por Fidel Castro. La Clandestinidad sobrevino con sus noches y días de  operaciones complejas en la que la posibilidad de permanecer vivo era un verdadero milagro. Te tocaba, o no, como dijo, cierta vez, un viejo luchador clandestino.

Fue, sin dudas, su actuación corajuda, su lealtad a toda prueba lo que allanó el camino para su incorporación a la lista de los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953.

Toca a Antonio Darío conseguir armas y municiones. De José Luís Tasende y Pedro Miret recibe las primeras instrucciones sobre arme y desarme de pistolas. Tras días intensos de preparación, de suma cautela para que nada abortara la operación, llegó la partida hacia Oriente y el despertar de la “mañana de la Santa Ana”. Entre los 20 jóvenes asaltantes al cuartel de Bayamo, estuvo Antonio Darío López. En Santiago de Cuba, frente a los muros del Moncada otro grupo de hombres corajudos protagonizaban las acciones combativas lideradas por el joven abogado Fidel Castro.

Después del asalto sobrevino la venganza. Asesinar a 10 prisioneros por cada soldado muerto fue la orden dada por la tiranía batistiana. Durante días, torturas, asesinatos, persecución, un viacrucis que marcó el destino de todos los combatientes, entre ellos, el del jatiboniquense Antonio Darío López.

Tras fracasar el ataque al cuartel Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, sobre Antonio Darío cayeron la zozobra, la sed, la búsqueda de refugio hasta regresar a La Habana. Con buena suerte consiguió asilo en la embajada de Guatemala. Otras misiones revolucionarias le aguardarían después en México.

En la expedición del yate Granma, en el combate de Alegría de Pío, otra vez la lealtad de este jatiboniquense a Fidel, y así fue mientras tuvo vida. A cien años de su nacimiento, Sancti Spíritus le rinde honores.

*corresponsal de Radio Habana Cuba en Sancti Spíritus



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