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Por: Alfredo García Almeida*

“Desastre absoluto. Un espectáculo bochornoso, un esperpento sin equivalente en toda la historia de la diplomacia moderna. Un choque a gritos durante 10 minutos en el Despacho Oval, la oficina del presidente de la primera potencia del planeta, con reproches, amenazas y presiones entre dos socios, aliados y, en teoría, al menos hasta ahora, amigos”. Así describió, Pablo R. Suanzes, corresponsal del periódico español, El Mundo, en Bruselas, la reunión en la Casa Blanca entre el presidente, Donald Trump, el vicepresidente, J.D. Vance, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, el pasado viernes.

Todo había empezado normal, con Zelensky, pidiendo ayuda y mostrando imágenes de víctimas de la guerra y Trump asegurando que logrará un acuerdo histórico, presentándose como “un árbitro, un mediador”, y no como el mentor que ha sido EEUU desde el insólito golpe de Estado promovido por el presidente, Barack Obama, con apoyo bipartidista, que derrocó al mandatario ucraniano, Viktor Yanukóvich, cuando este optó por Moscú en vez Bruselas respecto a un tratado comercial en febrero de 2014, acción que fue el origen del actual conflicto con Rusia.

Pero poco a poco, las conversaciones se hicieron toxicas, dando la impresión de una encerrona premeditada contra el presidente ucranio. Para nadie es un secreto que la dinámica de la reunión, fue fríamente calculada: “Un fracaso estrepitoso, una emboscada y un ultimátum americano”, según el corresponsal, Suanzes.

El esperado encuentro entre, Donald Trump y Volodimir Zelenski, en la Casa Blanca, para firmar un acuerdo sobre minerales raros, estuvo precedido de mucha tensión. “Puede que Putin rompiera acuerdos con Obama y Bush, y puede que lo haya hecho con Biden. Tal vez, no sé qué pasó, pero no los rompió conmigo. Quiere hacer un trato y no sé si tú quieres. El problema es que te hemos dado poder para ser un tipo duro, y no lo serías sin los Estados Unidos. Tu gente es muy valiente, pero o haces un trato o nos vamos”, fue la apertura de Trump con Zelensky, en el encuentro en la Oficina Oval.

La sorprendente confrontación, provocó la ruptura de las negociaciones, la cancelación del acuerdo y los actos previstos, así como la retirada de Zelensky, sin firmar nada con el equipo de la Casa Blanca. Horas después, Trump volvió a la carga, diciendo que Zelenski no quiere la paz y que prefiere criticar a Putin y seguir luchando, mientras el presidente ucraniano, acudió a la conservadora cadena, Fox, para explicar su posición sobre la necesidad que su país tiene de garantías de seguridad si firman un alto el fuego.

 “Tuvimos una reunión muy significativa hoy en la Casa Blanca (...) He llegado a la conclusión de que el presidente, Zelenski, no está preparado para la paz si Estados Unidos está involucrado, porque siente que nuestra participación le da una gran ventaja en las negociaciones. No quiero ventajas, quiero paz. Le ha faltado al respeto a los Estados Unidos de América en su preciado, Despacho Oval. Puede regresar cuando esté listo para la paz”, ha sido la despedida de Trump, a través de su red social.

En medio del estupor provocado por los resultados del encuentro, queda congelada en el tiempo, la pregunta: ¿Es el giro al conflicto ucranio dado por Trump, la forma imperialista de admitir un error estratégico?

*periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.