Belgrado, 4 may (RHC) Hace 38 años, un día como hoy, a las 18:50, cuatro simples palabras en serbio estremecieron hasta sus fundamentos a un país de más de 23 millones de habitantes: Umro je drug Tito (murió el compañero Tito).

De esa escueta y solemne forma se daba a conocer a la población de Yugoslavia y al mundo la noticia del fallecimiento del hombre que había regido los destinos del país desde la victoria sobre el fascismo en 1945 hasta poco antes de ingresar a un hospital en enero de 1980, donde expiró meses después, comenta Prensa Latina.

Con su partida física- más de 200 jefes de estado y personalidades mundiales asistieron a las honras fúnebres- se marcó el principio del fin de un estado federativo socialista que había logrado niveles de desarrollo económico y social nunca imaginados para las seis repúblicas que lo integraban y un enorme prestigio internacional.

Apenas una década después, de aquel país no quedaba nada: convertido en escenario de luchas políticas y movimientos secesionistas, inició el rumbo hacia cruentos conflictos armados, el desmembramiento en seis estados con sus respectivas fronteras y un ambiente de inestabilidad aún no superado.

De esa manera, se desmoronó el prestigio ganado por aquel líder guerrillero que logró aunar fuerzas para crear el más poderoso frente antinazi y antifascista en los Balcanes occidentales y hacer avanzar la llamada Nueva Yugoslavia, cuya imagen al exterior se proyectó en el abarcador y poderoso Movimiento de Países No Alineados.

No obstante los constantes esfuerzos por borrarlo de la historia o al menos minimizar el rol que en ella desempeñó, el nombre de Josip Broz sigue vigente para quienes valoran aquel pasado cercano de realización de propósitos y sueños y no se conforman con los procesos neoliberales en boga en el mundo globalizado y unipolar.

El túmulo rectangular de mármol blanco, en cuya lápida puede leerse solamente Josip Broz TITO, y las fechas 1892-1980, se colmará de ofrendas florales, banderas con las franjas verticales azul, blanca y roja con la estrella escarlata en el centro, marchas y canciones.

(Prensa Latina)