por María Josefina Arce
Con avances sustanciales en las diversas esferas, reconocidos a nivel internacional, celebra este martes Nicaragua el aniversario 37 del triunfo de la Revolución Sandinista, que puso fin a la sangrienta dictadura de Anastasio Somoza y que abrió un período de profundas transformaciones en el país centroamericano.
La llegada al poder del Frente Sandinista para la Liberación Nacional en 1979 significaría un cambio para esa nación, afectada por altos índices de pobreza, desempleo y analfabetismo.
La revolución, a pesar de las constantes agresiones de que fue objeto orquestadas y financiadas por Estados Unidos, abrió caminos de progreso, de inclusión y equidad social.
Todos estos cambios se profundizarían a partir de 2007, año en que retorna a la presidencia el Frente Sandinista y a partir del cual la revolución tendría un considerable impulso. Hoy Nicaragua se levanta digna y soberana y su proceso revolucionario cuenta con el apoyo mayoritario de la población nicaragüense.
Palpables son los avances de la nación centroamericana que en los últimos años ha tenido un crecimiento económico dinámico y estable.
La lucha contra la pobreza ha sido uno de los objetivos esenciales del gobierno del presidente Daniel Ortega. Programas sociales y de ayuda a los sectores más vulnerables como las mujeres han posibilitado que en la actualidad muchas familias cuenten con los recursos necesarios.
Insignias en esta lucha han sido los programas Usura cero, que ha otorgado pequeños créditos prácticamente sin interés a madres solteras, y Hambre cero, mediante el cual se entregan animales, semillas e instrumentos de labor para que puedan iniciar siembras de granos básicos y la cría de aves de corral, cerdo y ganado vacuno.
La educación también ha estado en el epicentro. En 2009 Nicaragua fue declarada por la UNESCO, Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultural, como Territorio Libre de Analfabetismo.
La campaña de alfabetización, en la que se puso en práctica el método cubano “Yo sí puedo”, llegó a todos los rincones de la geografía nicaragüense y a todos los sectores, especialmente a los tradicionalmente excluidos como las comunidades indígenas.
En la salud también son palpables los logros. Nicaragua por ejemplo, fue merecedora el pasado año del Premio de Inmunización, entregado por la Organización Panamericana de la Salud, por sus resultados en esa esfera y su modelo de atención sanitaria a toda la población.
Nicaragua también ha avanzado en la construcción de carreteras y caminos, en los derechos de la niñez y la juventud, en el protagonismo del pueblo y, sobre todo, en la práctica de la solidaridad.
Este martes es motivo de fiesta para el pueblo nicaragüense que dejó atrás siglos de explotación y dependencia y hoy disfruta de una mejor calidad de vida en un país soberano, independiente y estable.