Por: Guillermo Alvarado
Aunque en un reciente informe el Fondo Monetario Internacional, FMI, anunció una modesta recuperación en la economía de los países de América Latina y El Caribe, lo cierto es que sólo con algunas contadas excepciones se mantienen las vulnerabilidades que afectan una recuperación verdadera en la región.
Brasil, que está considerado como uno de los motores del área, terminará este año con un saldo negativo de menos 3,3 por ciento en su Producto Interno Bruto, PIB, y en 2017 podría exhibir una leve alza de medio punto en este indicador, lo que a todas luces no significa un repunte de la actividad.
Las proyecciones para México, la segunda economía del área, indican que lograría un incremento del PIB cercano a los 2,5 puntos porcentuales. El principal problema de este país, sin embargo, son las enormes desigualdades en el reparto de la riqueza nacional, pues son unos pocos privilegiados los que acaparan la mayor parte del ingreso y la pobreza crece de manera sostenida.
Si bien hay 14 mexicanos en la lista de los hombres más ricos del planeta, también viven en ese país 53 millones de pobres, muchos de ellos en condiciones de indigencia, sobre todo en el área rural y las comunidades indígenas.
Hasta el momento son pocos los países con una real perspectiva positiva, encabezados por Bolivia, donde a pesar de la caída del precio de los energéticos se prevé un aumento del cinco por ciento en su economía, el mayor de toda Latinoamérica y El Caribe.
Entre las principales debilidades de nuestra región se encuentran la producción centrada en materias primas básicas y bienes de escasa intensidad tecnológica, asícomo las dificultades para incrementar las exportaciones.
Además, según la Organización Internacional del Trabajo, OIT, y la Comisión Económica de la ONU para América Latina y El Caribe, Cepal, la evolución del mercado laboral, es decir la creación de nuevos puestos, será adversa, lo que implica un crecimiento del desempleo.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, y José Manuel Salazar, director regional de la OIT, coincidieron en advertir acerca de la permanencia de rezagos, como "la poca diversificación productiva, las brechas de productividad, la alta informalidad y la desigualdad”.
En el trienio 2013-2015 la caída de las exportaciones regionales fue la peor experimentada desde la gran depresión mundial de 1931 a 1933, lo que indica la gravedad de la situación.
Se suma a ello la tendencia en algunos países, como Argentina y Brasil, donde gobiernos de derecha están desmontando los mecanismos creados durante los últimos años para amortiguar el impacto de la pobreza, sobre todo programas de educación, salud, vivienda e infraestructura, y sustituirlos por políticas de corte neoliberal.
La Cepal advierte que Latinoamérica y El Caribe requieren cambios estructurales progresivos para alcanzar las metas de desarrollo del 2030, pero hasta ahora lo que viene ocurriendo es precisamente todo lo contrario, lo que augura tiempos difíciles para la población.