por Roberto Morejón
La discusión en el país de dos documentos importantes emanados del séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba prosigue como parte de un proceso de consulta con las masas, utilizado en la democracia socialista.
En organizaciones políticas y de masas se exponen opiniones, sugerencias y cambios a enunciados de los proyectos Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista y Plan nacional de desarrollo económico y social hasta 2030.
Se trata de una práctica que alienta a los ciudadanos a participar en análisis de asuntos cardinales para la nación, como los documentos referidos, de carácter estratégico, porque trazan los derroteros a seguir a mediano y largo plazos.
Los participantes en las reuniones tienen presente que los textos se han sometido a escrutinio popular antes de su aprobación definitiva por el Comité Central del Partido en diciembre venidero.
De acuerdo con información brindada por el vicepresidente cubano José Ramón Machado Ventura, en las más de 22 200 reuniones realizadas desde mediados de junio participaron más de 704 000 personas, quienes en uso de su derecho hicieron 359 648 intervenciones.
En esos planteamientos se incluyeron más de 95 000 propuestas encaminadas casi en su generalidad a enriquecer y hacer más precisos los enunciados de los documentos.
Los debates continuaron aun en medio de circunstancias económicas restrictivas porque además de proseguir el bloqueo de Estados Unidos, cayeron en Cuba los ingresos por exportaciones y se redujo el suministro de combustible desde el exterior.
Los cubanos limitan hoy los pagos en divisas, administran con acentuado esmero la toma de créditos externos para no generar endeudamientos adicionales y ajustan el consumo de la energía.
Servicios vitales continuaron asegurados aun en medio de esas circunstancias restringidas que, a pesar de su magnitud, no se convirtieron en un obstáculo para que gran parte de la población acogiera su asueto veraniego.
En ese contexto y en un ambiente de franqueza y democracia, continuaron las discusiones acerca de los documentos aprobados en el pasado congreso del Partido Comunista, muy relacionados con la actualización del modelo económico.
El escenario es propicio para opinar cómo es posible trabajar más y mejor, pues en Cuba no se han alcanzado los niveles de eficiencia y de cultura económica indispensables para enfilar al país por una vía más expedita hacia el bienestar colectivo.
En discusiones que concluirán en septiembre, los ciudadanos seguirán intercambiando sobre plataformas explicativas que parten del principio de preservar y perfeccionar las conquistas sociales.