por Roberto Morejón
Organizaciones religiosas cubanas y otras personas incluso sin credo manifestaron preocupación por recientes medidas anunciadas en Estados Unidos contra la agrupación Pastores por la Paz, con largo historial solidario hacia la nación caribeña.
Esa colectividad representa un proyecto de consistente inspiración evangélica surgida en 1988, con decidida inclinación caritativa.
Sus integrantes y el fundador Lucius Walker, fallecido en 2010, iniciaron en 1992 un movimiento dirigido a recopilar asistencia humanitaria para los cubanos, víctimas de un recrudecido bloqueo.
El acopio de bienes y piezas de recambio, fundamentalmente destinado a los sistemas de salud y educación de Cuba, constituyó una de las tareas más hermosas ejecutadas por centenares de estadounidenses y personas de otras nacionalidades.
Al dar a conocer su iniciativa y luego con el estoico cumplimiento de su objetivo, los Pastores por la Paz fueron blanco de cuestionamientos de autoridades del país norteño y de círculos retrógrados de la emigración cubana.
En el transcurso de los últimos 24 años se registraron intentos de diversas administraciones estadounidenses de despojar a los religiosos de la ayuda recolectada e impedirles cruzar la frontera hacia México, en el viaje hacia La Habana.
Esa historia es necesario recordarla ahora cuando el servicio de recaudación de impuestos de Estados Unidos dictaminó que Pastores por la paz viola la Ley de Comercio con el Enemigo del Departamento del Tesoro.
Formaciones religiosas y simples ciudadanos cubanos evidenciaron perplejidad al conocer que las autoridades estadounidenses revocarán el estatus de Pastores por la paz de organización libre de impuestos.
Un ataque a Pastores por la Paz está dirigido contra la solidaridad, apuntó una de las entidades cubanas en defensa de la prestigiosa congregación estadounidense.
Para cualquier analista desapasionado resulta llamativa la acción anunciada contra los seguidores del reverendo Lucios Walker, en medio de un proceso complejo y seguramente largo entre Cuba y Estados Unidos, con vistas a la normalización de relaciones.
La función humanitaria de quienes en sus ratos libres acopian utensilios para ayudar a los cubanos está fuera de duda.
Cabe preguntarse si al hostigarlos se busca reprenderlos por desafiar las restricciones del bloqueo, condenadas por la comunidad internacional.
Como era de esperar, la fundación interreligiosa para la Organización Comunitaria (IFCO por sus siglas en inglés) confirmó la decisión de continuar su trabajo solidario en apoyo a Cuba.