Por: Roberto Morejón
El bloqueo estadounidense constituye el mayor obstáculo para el desarrollo de las potencialidades de la economía cubana, incluyendo la rama azucarera, afectada por dificultades internas y las disposiciones coercitivas del vecino del Norte.
Desde que comenzó a aplicarse esa política hace más de 50 años, el boicot provocó daños cuantificables al país por más de 125 mil millones de dólares a precios corrientes, a cuya cifra aporta lo ocurrido en la industria azucarera.
Las mayores afectaciones en ese sentido se concentran en la prohibición de acceder a Estados Unidos para adquirir mercancías.
A causa de la imposibilidad de importar los insumos necesarios para el funcionamiento de las fábricas, las zafras han sido perjudicadas por la entrada tardía de tecnologías, maquinarias, básculas, fertilizantes y lubricantes.
Los compradores los tramitan en mercados lejanos, con el incremento de precios, la demora en la llegada a puertos cubanos y pérdidas millonarias.
Es cierto que desde el histórico anuncio de diciembre de 2014 cuando Cuba y Estados Unidos iniciaron el proceso hacia el restablecimiento de relaciones, el presidente Barack Obama apeló a sus facultades ejecutivas y flexibilizó cláusulas del bloqueo.
Las medidas fueron positivas, pero parciales e insuficientes, y solo en el comercio la lista de productos estadounidenses autorizados a exportar es limitada.
El recuento incluye únicamente a productos y servicios de telecomunicaciones, materiales de la construcción y equipamiento y herramientas para el uso del sector no estatal de la
economía, incluida la actividad agrícola.
Por otra parte, la autorización para importar en Estados Unidos bienes y servicios cubanos se limita a los producidos por el sector privado y excluye, por lo tanto, rubros claves como el azúcar, además de ron, níquel y los biotecnológicos.
En el ámbito de la inversión también sería bienvenida la presencia de empresas estadounidenses en el azúcar, pero la Casa Blanca solo dio luz verde a las telecomunicaciones y a contratos de administración en el turismo.
Nadie en Cuba niega la existencia de deficiencias internas que junto a fenómenos meteorológicos incidieron, por ejemplo, en el balance de la zafra azucarera 2015-16, cuyo plan fue cumplido al 80 por ciento.
Pero si el bloqueo se desmontara, mejorarían las condiciones para aplicar las estrategias domésticas en busca de cosechas profusas, como la de 2016-17, con la atención puesta en un incremento de 15 por ciento en relación con el plan de la precedente. FIN