por Roberto Morejón
El Movimiento de Países No Alineados, fundado en 1961, conserva entre sus principios potenciar un nuevo orden económico internacional, objetivo actual cuando celebra una cumbre y la presidencia temporal pasa de Irán a Venezuela.
Este conjunto de naciones, en número solo rebasado por la ONU, preserva en su agenda originaria la defensa de la paz y unidad entre los integrantes así como la cooperación económica.
Se trata de atributos importantes de cara a la reunión cumbre número 17, con asiento en la venezolana Isla de Margarita.
Allí, presidentes, primeros ministros, cancilleres y otros enviados de 120 países evalúan y proponen ideas para afrontar la crisis financiera global e incluso formas de agresión como la guerra económica.
Venezuela, precisamente, es objeto de ese acoso, pues padece un bloqueo financiero NO declarado y se vulneran sus posibilidades de financiamiento, en confabulación con la extrema derecha interna.
Por cierto, la cumbre de los No Alineados podría respaldar los intentos de Venezuela de crear consensos entre los países pobres dependientes de la exportación de materias primas, para alcanzar precios justos en el mercado internacional.
La práctica impuesta por los capitales especulativos y el Norte industrializado condujo a la depauperación de esos precios, en especial el del petróleo, con secuelas en los productores.
En el sombrío contexto económico mundial inciden otros factores como el bréxit o decisión de Gran Bretaña de salir de la Unión Europea.
Tras ese desenlace en las urnas, el Fondo Monetario Internacional rebajó sus previsiones de crecimiento global para 2016 y 2017 hasta 3.1 % y 3.4 %.
Tampoco son señales promisorias la débil recuperación de la zona euro, el escaso dinamismo de las actividades económicas regionales y la desaceleración del comercio mundial, afectado por las políticas monetarias expansivas de los países opulentos.
Si bien esa es una tónica del presente, el Movimiento de Países No Alineados atiende, con razón, en su cita de Isla de Margarita otros asuntos de larga data en su agenda.
Es el caso de la pobreza y la desigualdad en el planeta como fruto del injusto orden económico internacional, herencias coloniales, inestabilidad política y guerras.
Los grandes temas globales como economía, estabilidad, seguridad y combate de los azotes sociales también permanecen en la mira de los No Alineados.
En consecuencia, seguramente se escucharán en los NOAL voces autorizadas para abogar por la reactivación de mecanismos integracionistas hoy quebrantados o blanco de ataques por los gobiernos de derecha.
Muchos esperan que bajo la presidencia de Venezuela se afiance nuevamente en el seno de los No Alineados la pertinencia de reactivar la cooperación Sur-Sur.