Por María Josefina Arce
La pérdida de la masa boscosa es una tendencia a nivel mundial y Nicaragua no escapa a esta situación. De acuerdo con datos oficiales, el país centroamericano pierde cada año 70.000 hectáreas de cobertura forestal.
Las estadísticas muestran que la cobertura forestal de Nicaragua pasó de 80 millones de hectáreas de bosques en 1950 a 32 millones de hectáreas en 2007.
Las razones son variadas, pero las autoridades estiman que las principales son por el accionar de las mafias madereras, los incendios forestales y las plagas como la del gorgojo.
La situación, apuntan los expertos, afecta a la cadena alimenticia, los ecosistemas, ríos, lagunas y mares e inclusive la calidad del agua subterránea, a causa de la sedimentación que se produce con la tala indiscriminada.
El gobierno del presidente Daniel Ortega realiza grandes esfuerzos para rescatar los bosques, pues para el 2020 en el occidente del país centroamericano podrían existir algunos sitios desérticos, mientras que en el Caribe la frontera agrícola podría expandirse aún más.
Es así que en 2013 se hicieron campañas de reforestación, con una meta de 6 millones de árboles plantados, en 2014 fue de 11 millones y en el pasado año de unos 15 millones, en un esfuerzo conjunto del estado y la empresa privada.
De acuerdo con el INAFOR, Instituto Nacional Forestal, desde 2011 Nicaragua ha bajado en 9.6% el índice de deforestación, lo que habla de la preocupación y la voluntad del ejecutivo de cuidar el medio ambiente.
El esfuerzo desplegado bajo el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional ha posibilitado que en los últimos ocho años se haya recuperado un total de 84.000 hectáreas de bosques en Nicaragua.
El Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales precisó que la recuperación de la cobertura forestal se ha dado principalmente en zonas húmedas y con especies que propician la biodiversidad.
De ahí que en estas campañas anuales de reforestación se planten especies nativas y árboles frutales, que son los que permiten recuperar nuestra fauna silvestre, afirmaron las autoridades.
Con el trabajo conjunto de las alcaldías, el Instituto Nacional Forestal, los bomberos, Policía Nacional y Ejército de Nicaragua se espera en el este año reducir en un 20% la tala indiscriminada de los bosques, que ya hacen peligrar la existencia de especies como el pochote, el guayacán y la caoba.
Las autoridades sandinistas se han trazado como meta recuperar en los próximos diez años 4,5 millones de hectáreas de cobertura boscosa para volver a poseer esa riqueza forestal que guarda una gran biodiversidad.