por Guillermo Alvarado
La cúpula del centro derechista Partido Socialista Obrero Español, PSOE, decidió allanar el camino para la reelección como presidente del gobierno a Mariano Rajoy, del Partido Popular, PP, en lo que aparentemente significaría el fin de la prolongada crisis política en ese país, pero que algunos perciben como el inicio de una nueva etapa de turbulencias, que pueden ser aún más profundas.
Como se recordará, el PP fue la formación más votada en los comicios legislativos de diciembre de 2015 y junio de este año, pero sin lograr la mayoría necesaria para formar gobierno en solitario.
Como consecuencia, España lleva diez meses con un ejecutivo provisional, encabezado por el mismo Rajoy, y de no haber una solución antes del 31 de octubre será necesario convocar a nuevas elecciones.
Para ser elegido presidente del gobierno, el político conservador necesita que el PSOE se abstenga en la sesión de nominación del Congreso, como recién decidió hacerlo la dirección de ese partido, y de esta manera alcanzar una mayoría simple de votos a su favor.
Se da por descontado entonces que España podrá tener un nuevo ejecutivo para el próximo fin de semana, pero aún está por verse si esto significa verdaderamente el final de la crisis, o sólo abre un compás de espera.
Para el PSOE la decisión de allanar el camino a su principal rival es un parto doloroso que tendrá serias consecuencias al interior del partido.
La medida se adoptó para evitar nuevas elecciones, que podrían ser ruinosas dado el desprestigio que los políticos tienen entre la ciudadanía, pero se hizo en contra de la opinión de una buena parte de la militancia y algunos aliados que ya meditan si mantienen la vinculación o se alejan, entre ellos el Partido Socialista Catalán y su homólogo vasco.
Las fracturas dentro del PSOE ya motivaron que su exlider Pedro Sánchez tuviese que presentar su dimisión tras una tormentosa reunión el 1 de octubre, y ahora falta ver cuál será la reacción del sector de los militantes que pedían el No a Rajoy.
Para el Partido Popular la situación tampoco es muy halagüeña, porque aunque logre formar gobierno y tenga un buen número de diputados en el bolsillo, su mayoría simple en el Parlamento, lo obligará a realizar un rudo combate cada vez que se deba aprobar una ley.
A la postre no se descarta que Rajoy se vea imposibilitado de gobernar y tenga que convocar a comicios dentro de unos cuantos meses, lo que será muestra de que la crisis no se resolvió y lo más que se logró fue posponerla un tiempo.
El líder de la organización progresista Podemos, Pablo Iglesias, tras conocer la decisión del Comité Federal del PSOE de abrir el camino a la reelección de Mariano Rajoy afirmó que el clásico bipartidismo español había concluido en una gran coalición de los partidos que antes se alternaban en el poder.
En el nuevo Parlamento el PP tendrá 137 escaños, el PSOE estará con 85, la alianza Unidos-Podemos con 71 y los neoconservadores de Ciudadanos tendrán 32, una composición que exigirá arreglos y componendas a cada momento.