Por: Roberto Morejón
Por vigesimoquinta ocasión la ONU se pronunciará sobre un proyecto de resolución cubano para demandar el fin del bloqueo estadounidense, llamado que anteriormente contó con el voto favorable de la mayoría de las delegaciones.
De nuevo fue imprescindible para Cuba instar a la Asamblea General a condenar el cerco estadounidense porque se mantiene, recrudecido, a pesar del proceso hacia la normalización de relaciones iniciado por ambos países.
Incluso Barack Obama firmó cinco paquetes de medidas para flexibilizar el boicot y una Directiva Presidencial y aunque los pasos dados van en el camino acertado, resultan parciales y exiguos.
Es un secreto a voces que la administración saliente se abstiene de apelar a todas las prerrogativas a su alcance, y en toda su magnitud, para persistir en el objetivo estratégico tradicional, promover cambios internos en Cuba.
La política de hostigamiento económico y comercial con alcances extraterritoriales se agudizó con ilustrativo reflejo en la imposición de multas millonarias contra instituciones financieras relacionadas con Cuba y en la persecución de sus transacciones.
Desde abril de 2015 hasta igual mes de 2016, las pérdidas ocasionadas por el bloqueo de Estados Unidos a Cuba ascendieron a más de 753 mil millones de dólares.
Las leyes que lo respaldan son aplicadas con rigidez por los Departamentos del Tesoro y Comercio así como por la Oficina de Control de los Activos Extranjeros, OFAC, por sus siglas en inglés.
En la esfera financiera, por ejemplo, el gobierno estadounidense modificó la aplicación del bloqueo mediante la autorización del uso del dólar en las transacciones internacionales de Cuba.
También le concedió posibilidad a los bancos estadounidenses de otorgarles créditos a los importadores.
Sin embargo, las medidas permanecen en un limbo por el temor de las instituciones financieras y los proveedores estadounidenses de tratar con Cuba, sometida a sanciones.
En conversaciones mantenidas con la otra parte, el gobierno cubano insistió en que para avanzar hacia la normalización de las relaciones bilaterales, se requerirá el levantamiento unilateral e incondicional del bloqueo.
Los funcionarios cubanos expusieron en foros internacionales la necesidad de respetarse las 24 resoluciones de la Asamblea General de la ONU para que Estados Unidos ponga fin a su hostilidad contra Cuba.
NO obstante, los esfuerzos chocan con la intransigencia del Congreso del país norteño y el cerco prosigue como una política absurda, insostenible y fracasada.
Los cubanos confían en contar nuevamente con el soporte de la comunidad internacional en su genuino reclamo para el cese de una política enfilada hacia la asfixia de todo un pueblo.