En su recta final onerosa y singular campaña electoral estadounidense

Editado por Maria Calvo
2016-10-29 10:10:15

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por Guillermo Alvarado

Cuando falta poco más de una semana para los comicios presidenciales y legislativos en Estados Unidos la campaña electoral está prácticamente en su recta final, caracterizadas por numerosas singularidades, entre ellas que una mujer por primera vez en la historia de ese país tenga oportunidades claras de ocupar la Casa Blanca durante los próximos años.

Hillary Clinton, del partido Demócrata, parece haber superado todos los escollos y de acuerdo con las encuestas tiene el camino despejado hacia una victoria, en la cual ha sido ayudada por el carácter contradictorio -y en ocasiones grotesco- de su rival, el magnate Donald Trump, aspirante por los republicanos.

No cabe la menor duda de que Clinton tiene más experiencia y conocimientos políticos tras haber sido Primera Dama y más tarde secretaria de Estado durante la administración inicial del presidente Barack Obama.

Trump, un empresario inmobiliario y del mundo de los espectáculos, convirtió precisamente en esto el evento electoral, que amenaza con un severo revés para el partido donde, contra todos los pronósticos, fue nominado candidato presidencial.

Si en los próximos días no ocurre nada extraordinario, una mujer gobernará los destinos de la principal potencia económica y militar de la actualidad, que no son ajenos al resto de nuestra especie por la influencia, para bien o para mal, sobre todo para esto último, que esa nación tiene en el mundo.

Desde el punto de vista financiero la contienda también ha mostrado algunas irregularidades en un país donde el dinero es uno de los principales factores en el ámbito de la política, aún por encima de los proyectos o programas de trabajo.

Como ocurre todos los años, esta campaña será más cara que la anterior, con un costo global calculado en seis mil seiscientos millones de dólares, una cifra exorbitante aún para una potencia.

Lo curioso, para decirlo de alguna manera, es que por segunda ocasión consecutiva la mayor parte de ese dinero, unos cuatro mil millones de dólares, estuvieron destinados a publicidad y otros tipos de soportes hacia los candidatos al organismo legislativo y no a las votaciones presidenciales.

Si bien para el equipo de Clinton el trabajo estuvo dentro de los moldes habituales y recaudó hasta septiembre unos 911 millones de dólares, no ocurrió lo mismo en el campo de Trump, que sufrió el boicot de los grandes financistas del Partido Republicano y solo alcanzó a reunir 169 millones, de los que casi una cuarta parte, 56 millones, salieron de su propio dinero.

Esto puede ser un símbolo de que los republicanos hace tiempo dieron por perdida la presidencia y prefirieron asegurar la mayoría de que disfrutan en el Senado y la Cámara de Representantes.

De hecho, como están las cosas en estos momentos, los resultados en las legislativas pueden ser la única sorpresa en estas elecciones, que si cada cuatro años son un espectáculo público, esta vez rondaron la comedia chusca y de baja estofa. 



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