por Roberto Morejón
La inversión extranjera constituye un factor imprescindible y notorio en la actualización del modelo económico cubano, como se corroboró en la recién celebrada trigésimo cuarta Feria Internacional de La Habana.
Es cierto que los primordiales medios sociales de producción proseguirán en el ámbito estatal, pero el mercado local ha tenido acentuados acercamientos a los empresarios foráneos en el transcurso de 2016.
En ese período, Cuba consolidó los nexos con socios tradicionales y diversificó las relaciones económicas, aunque el margen de maniobra en este sentido es amplio y debe trabajarse por atraer más capitales, tecnologías y mercados.
Durante la principal bolsa comercial de Cuba, los funcionarios insistieron en explicarles a los potenciales inversionistas el interés de atraerlos hacia sectores priorizados como el turismo y la agroalimentación.
Especiales focos de interés de los empresarios cubanos de cara a la captación de asociados externos lo son asimismo los encadenamientos productivos, el cambio de la matriz energética del país y el desarrollo tecnológico.
Con esas primacías, los cubanos definen a la inversión extranjera como mecanismo esencial del desarrollo y a tal efecto presentaron la tercera actualización de su cartera de negocios, con 395 proyectos, por más de 9 500 millones de dólares.
El renovado portafolio añade 120 propuestas, o sea 69 más que la anterior edición, e identifica 15 sectores clave con el turismo a la cabeza.
Por cierto, el ministerio correspondiente busca asociados viables para iniciar el salto de los polos de Guardalavaca, en la provincia de Holguín, Santa Lucía, en Camagüey, Covarrubias, en Las Tunas, todos en el oriente, Cienfuegos, en el centro, y La Habana.
Además de poner de relieve a la llamada industria sin chimeneas, los cubanos también invitan a los hombres de negocios a depositar sus capitales en planes auspiciados aquí por las cooperativas No agropecuarias, cuyo número sobrepasa las 380.
Otro punto de atracción, novedoso en el caso de Cuba, es el sector bancario y financiero, incluido ahora con el objetivo de acceder a fuentes de financiamiento y técnicas de gestión.
Por fortuna, ya se manifiestan probables acompañantes en las inversiones con sugestivas propuestas, para emprendimientos en ramas vitales como energía renovable, construcción, transporte y producción de alimentos.
Ahora bien, a los empresarios cubanos les corresponde trabajar con más agilidad a fin de facilitar y hacer más asequibles los términos de negociación con la contraparte internacional.
Esa presteza será decisiva para abrir cada vez más el diapasón de las negociaciones y captar nuevos inversionistas de otras latitudes sin depender de un solo mercado.