por Guillermo Alvarado
Organizaciones sociales, sindicales y políticas de Brasil iniciaron un amplio movimiento nacional e internacional para la defensa de la democracia, así como del pleno ejercicio de los derechos del expresidente Luis Inacio Lula da Silva, víctima de una conspiración de los sectores más conservadores y reaccionarios para impedir su eventual candidatura a las elecciones programadas para 2018.
La campaña se realiza bajo la consigna de “Un Brasil justo para todos y para Lula” y tiene también entre sus propósitos reactivas a la militancia del Partido de los Trabajadores, el PT, y de otras agrupaciones progresistas.
En un comunicado los organizadores afirmaron que es imprescindible resguardar el derecho de Lula da Silva a la presunción de inocencia, a un juicio imparcial y las posibilidades de una defensa amplia.
Defender las libertades fundamentales del antiguo jefe de Estado es hacerlo también con las de todos los ciudadanos brasileños, agregaron.
Como se recordará, Lula es objeto de múltiples acusaciones por una presunta participación en un esquema de corrupción, que es investigada por el controvertido juez federal Sergio Moro en la denominada operación Lava Jato.
Hasta ahora, sin embargo, ni el magistrado ni persona alguna ha presentado una sola prueba que incrimine al fundador del PT, y todo el tinglado está basado en meras presunciones y sospechas sin fundamento, tal y como ocurrió con los argumentos que desencadenaron el golpe de Estado parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff.
Abogados de la defensa de Lula insisten en que el exmandatario se convirtió desde hace mucho tiempo en víctima de lo que se define como 'lawfare', o sea, del uso de las leyes y procedimientos jurídicos como arma de guerra para destruir a un adversario.
Luego del golpe contra Dilma, todos los esfuerzos de la derecha brasileña, con el apoyo incondicional de los grandes medios de comunicación, están centrados en impedir la candidatura de Lula, un político con una amplia simpatía entre la población y capaz de concitar un voto mayoritario a su favor.
Este apoyo no es gratuito. Durante los gobiernos del PT se desarrollaron programas que sacaron de la pobreza a cerca de 40 millones de personas y llevaron los servicios públicos indispensables de salud y educación a los más apartados rincones del llamado Gigante Sudamericano.
Ahora el gobierno presidido por el golpista Michel Temer pretende revertir estas conquistas y entre sus más peligrosas iniciativas figura un proyecto fiscal que, de ser aprobado, reduciría al máximo las inversiones sociales del ejecutivo durante 20 años.
El mismo Lula ha sido claro al decir que los ataques no son un asunto personal contra él, sino contra un programa político de profundo beneficio social y popular, cuyas bondades ya fueron demostradas.
Se trata, ni más ni menos, de una lucha de clases donde los trabajadores, los pobres y los partidos políticos progresistas deben ocupar su lugar en la defensa de los derechos, las libertades y la democracia verdadera, bajo ataque de una derecha reaccionaria y neoliberal.
