por Nicanor León Cotayo
Aunque para muchos resulta increíble de asimilar, la Florida cierra 2016 con un aumento de su penuria.Y es difícil, porque allí radican ciudades como Miami, bautizado también por su multimillonario turismo como “Ciudad del Sol”.
Un estudio del Institute for Women’s Policy Research demostró que el 15,4 por ciento de las mujeres mayores de 18 años “padecen una aguda crisis económica”.
Esa investigación, dice también el documento, reveló que frente al estándar general de vida estadounidense, en Florida “continúa creciendo la pobreza”.
Argumenta que varios de sus condados exhiben diferentes tasas de miseria, hasta resumirse en que una de cada cuatro mujeres vive en la indigencia.
La pesquisa aclara que los números varían entre los grupos étnicos femeninos:
Quienes integran su población negra exhiben un 25,2 por ciento, seguida por las nativas indígenas con 21,4, hispanas con 21,2 y otras razas 17,8.
Las asiáticas o de las islas del Pacífico, al igual que las de origen anglosajón, denotan tasas de pobreza más bajas, al sumar 12,6 y 11,9 respectivamente.
A mediados de diciembre último, Diario Las Américas informó que habitantes de 11 ciudades de la Florida viven en situación de pobreza.
Casi al mismo tiempo, la empresa investigadora de finanzas personales, Wallet Hub, comparó la situación entre las 150 urbes floridanas más pobladas.
¿Sobre qué base? Veintiún indicadores claves para definir sus desventajas económicas, equivalente a decir, pobreza infantil, inseguridad alimenticia y seguro médico.
De acuerdo a Feeding America, la “inseguridad alimentaria” afecta a condados de Estados Unidos que agrupan a unos 48 millones de personas “sin acceso a comida adecuada.”
Las fuentes citadas revelan que tal situación ha venido imponiendo una tragedia colectiva que se traduce en la toma de decisiones muy dolorosas.
¿Cómo por ejemplo?
Elegir entre poner un techo sobre sus cabezas o cubrir otras necesidades básicas, incluyendo servicios públicos, alimentos y atención médica.
La carencia de viviendas o alojamientos más asequibles, facilitados por parientes o amigos, “obliga a muchos a sumergirse en las calles o refugios”.
Cuando fuerzas neonazi ganan terreno en Estados Unidos, Europa y otros lugares del mundo, este submundo de la indigencia se les presenta como una implícita reserva para el futuro.