por Guillermo Alvarado

Los 54 países miembro de la Unión Africana preparan en Etiopía la vigésimo octava Cumbre de esa organización, que debatirá los enormes retos para ese continente de grandes potencialidades, pero donde se concentran algunos de los índices más críticos de pobreza y desamparo de todo el planeta.

Con una población de 1 200 millones esta es una de las zonas del mundo con la mayor tasa de crecimiento demográfico y también la que concentra al más amplio sector juvenil, con cerca del 70% de habitantes con menos de 20 años.

Esta enorme riqueza humana, sin embargo, choca con la brutal ausencia de oportunidades, tanto para capacitarse como para encontrar un puesto de trabajo, sobre todo en la amplia región subsahariana, lo cual da lugar a grandes desigualdades.

Solo en tres países, Kenia, Somalia y Etiopía, que será la sede de la cumbre, hay doce millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, es decir que pasan hambre, debido a la intensa sequía que azota esa área.

Esto resulta contradictorio en un continente que genera al año 700 millones de toneladas de productos agropecuarios y pone de manifiesto que el problema no es tanto de escasez, sino de una inadecuada distribución de las riquezas.

Como consecuencia de un régimen colonial europeo basado en la explotación despiadada de los recursos naturales y la mano de obra por la vía de la esclavitud, África tiene hoy día un elevado nivel de dependencia exterior, sobre todo en materia de tecnologías y la inversión foránea está centrada sólo en la minería y el petróleo.

Esto trae como consecuencia el fracaso de los programas de desarrollo económico equilibrado y sustentable y provoca el aumento de la pobreza con su peores rostros, como la infancia abandonada, el consumo y tráfico de drogas, violencia urbana y rural, conflictos armados y la inmigración masiva.

Para que se tenga una idea de la magnitud de la tragedia de este continente, véase el caso del coltán, un mineral estratégico para la telefonía celular, las comunicaciones y la industria aeroespacial, entre otros sectores.

La República Democrática del Congo posee el 80% de las reservas de este superconductor, que es 80 veces superior al cobre y, además, no se oxida y es resistente a las altas temperaturas. Si ese país vendiera el coltán a un precio justo en el mercado internacional sería muy rico, pero en lugar de eso, aprovechando y estimulando el conflicto armado interno que lo azota, corporaciones occidentales lo adquieren por un valor ridículo y obtienen multimillonarios beneficios por su uso.

Son retos que la Unión Africana debe analizar y buscar solución en esta reunión que ya comenzó a nivel de expertos en Addis Abeba, capital etiópe, y que continuará esta semana con el trabajo de ministros de Relaciones Exteriores y el 30 y 31 congregará a jefes de Estado y de gobierno.

La apuesta es encontrar las vías para sacar de la miseria a un continente rico, tanto por los recursos que se encuentran en su suelo, o debajo de éste, como por su población, su historia, su cultura y espiritualidad. Se trata, ni más ni menos, que de redimir a la que fue la cuna de la humanidad y hoy día es una esquina olvidada del mundo.