Por: Guillermo Alvarado
Cuando faltan menos de 80 días para la primera vuelta en las elecciones presidenciales y legislativas de Francia numerosos escándalos y otros acontecimientos están provocando un ambiente tenso que genera cambios en las proyecciones respecto a la intención de voto en esa cita con las urnas.
François Fillon, vencedor en las primarias del partido conservador Los Republicanos, y hasta hace pocos días favorito para pasar a la ronda definitiva de mayo venidero, ha sufrido una abrupta caída en las preferencias de los ciudadanos tras revelaciones de que pudo favorecer a su esposa e hijos con contratos ficticios en la Asamblea Nacional cuando fue diputado en ese órgano legislativo.
Fillon fue primer ministro durante todo el gobierno de Nicolás Sarkozy, entre 2007 y 2012, y su figura se fortaleció al grado que dejó atrás al propio ex jefe de Estado y al antiguo ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé.
Sin embargo su estrella se opacó cuando se publicaron denuncias de que su esposa, Penélope Fillon, obtuvo 600 mil euros por varios contratos en la Asamblea Nacional, pero no hay rastros del trabajo que supuestamente realizó allí.
Además, los dos hijos del aspirante al Palacio del Elíseo habrían sido contratados como asesores, cuando aún eran estudiantes.
Las cosas se complicaron más para Los Republicanos al conocerse que Sarkozy, fundador de ese partido, fue enviado a juicio por presunta financiación ilegal de su campaña en 2012, cuando fue derrotado por François Hollande.
Una denuncia de que el partido del antiguo gobernante falsificó facturas para encubrir que violó el techo de gastos en la contienda presidencial de hace cinco años fue presentada desde 2014, pero fue hasta ahora un tribunal decidió que Sarkozy debería ser juzgado por este caso, que podría costarle un año de prisión.
En este contexto estallaron hace un par de días disturbios en la periferia de París luego de que la policía detuvo a un joven negro durante un control antidrogas y los agentes lo maltrataron y violaron con un objeto contundente, por lo que debió ser hospitalizado e intervenido quirúrgicamente.
Para tratar de suavizar las protestas el presidente Hollande visitó a la víctima y sus familiares en el hospital donde se recupera y el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, prometió severas sanciones contra los oficiales si se comprueba el hecho.
En el ínterin, Marine Le Pen, del ultra derechista Frente Nacional sube en las encuestas y es clara favorita a imponerse en la primera vuelta del 23 de abril.
En un sorprendente segundo lugar estaría el exministro de Economía y antiguo miembro del Partido Socialista, Enmanuel Macrón, quien dejó el gobierno de Hollande para formar su propia agrupación, En Marcha, con un perfil de centro derecha, más cercano a Los Republicanos que a los socialistas.
La gran pregunta es qué harán las demás fuerzas políticas francesas, de izquierda, centro y derecha, en una hipotética segunda vuelta entre Le Pen y Macrón. ¿Habrá la cordura suficiente para evitar un gobierno de extrema derecha, que propone un nacionalismo a ultranza, la xenofobia y el antieuropeísmo como programa?.