por María Josefina Arce
La controvertida política migratoria del nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, ha originado una encendida polémica no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Sus comentarios sobre la construcción de un muro en la frontera con México y su negativa a que entren en territorio estadounidense ciudadanos musulmanes han sido cuestionados en todas las latitudes.
El rechazo es tal que incluso en el Reino Unido, un tradicional aliado de Washington, el Parlamento debatió una petición ciudadana en la que se pide que se le retire a Trump la invitación para visitar el país europeo, formulada por la primera ministra Theresa May, que busca, afirman los analistas, un acuerdo comercial con Estados Unidos ante la inminente salida de Londres de la Unión Europea.
Pero cerca de dos millones de británicos se oponen a esa visita y que sea recibido con honores de jefe de estado por considerar ofensivos los comentarios y acciones de Trump sobre los inmigrantes, que en territorio británico suman aproximadamente nueve millones, cerca de un 13 por ciento de la población.
La discusión fue acalorada y se emitieron adjetivos de todo tipo sobre el nuevo primer mandatario estadounidense. Incluso el presidente de la Cámara de los Comunes dijo que no permitiría que una persona con los valores de Trump pudiese dirigirse a la Cámara,
Sin embargo, al final los intereses económicos se impusieron y el gobierno zanjó la sesión parlamentaria, sin votación, al afirmar que la visita debe producirse y se producirá.
Alan Duncan, viceministro de exteriores, que ejerció de portavoz del ejecutivo durante el debate, respaldó el viaje aún sin fecha, pues, argumentó, la relación especial entre Londres y Washington es mucho más importante.
La decisión gubernamental generó por supuesto, diversos comentarios, el diputado opositor Paul Flynn, señaló que recibir a Trump con honores de Estado se interpretará como un apoyo tácito a sus políticas, y criticó que la primera ministra haya puesto a la reina Isabel Segunda ante la “difícil posición” de recibir al mandatario.
La parlamentaria del Partido Verde Caroline Lucas por su parte, se mostró igualmente contraria a la visita, “no solo por el racismo y la misoginia” de Trump, sino también “por su desprecio a la ciencia básica sobre el cambio climático”.
Durante el debate ante el edificio del Parlamento se manifestaron miles de personas con pancartas que pedían “Frenar a Trump”, asimismo en diversas ciudades del Reino Unido tuvieron lugar actos de protesta bajo el lema “Un día sin nosotros”, en referencia al papel de la inmigración en la economía y la sociedad británicas.
Lo cierto es que Trump todavía no ha llegado a territorio británico y ya ha generado una fuerte polémica. En poco más de un mes de su asunción como nuevo primer mandatario Trumpo ha despertado todo tipo de comentarios críticos a su postura xenófoba y nacionalista, incluso en Estados Unidos, donde los inmigrantes son un elemento importante para el desarrollo de la economía.
En Estados Unidos, que se forjó de la inmigración, la mayoría de la población está en contra del discurso de Trump.