Por María Josefina Arce.

América Latina y el Caribe buscan no solo la integración política, económica y social, sino también la educativa, cultural y científico-técnica para además de defender sus identidades, avanzar en el logro de sociedades más justas y equitativas.

En ese contexto ha trabajado el Convenio Andrés Bello, que lleva el nombre del reconocido educador, filólogo y revolucionario venezolano, considerado como uno de los humanistas más importante de América.

Creado en Colombia en 1970, constituye un espacio para ampliar y fortalecer el proceso de intercambio entre los Estados, en los ámbitos educativo, científico, tecnológico y cultural.

En 1998 Cuba se incorpora a este mecanismo, calificado por la UNESCO, Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, como uno de los grandes aciertos políticos latinoamericanos a favor de la integración.

Para esa agencia de la ONU el Convenio Andrés Bello ha facilitado un diálogo más abierto entre los distintos ministerios de Educación que lo integran para llegar a acuerdos concretos sobre el intercambio de profesores, convalidación de títulos, investigación y formación de bancos de datos.

Activa ha sido la participación de Cuba, cuya incorporación abrió las puertas del Caribe a esta iniciativa que busca implementar programas conjuntos a favor de la cultura, la educación y la ciencia y la tecnología, que permitan la elevación del nivel de vida de los pueblos.

En febrero de 2002 tuvo lugar en La Habana el Quinto Encuentro de ministros de Ciencia y Tecnología de los países miembros del Convenio, durante el cual se establecieron las prioridades estratégicas para desarrollar esas áreas.

Tres años después la capital cubana sería sede de la reunión de Ministros de Educación, una esfera en la que la Mayor de las Antillas tiene notables logros, reconocidos por organismos internacionales.

Dentro de este mecanismo ha trabajado el archipiélago para impulsar tareas como la calidad de la enseñanza, alfabetización, formación artística, desarrollo de la educación superior e intercambio científico y tecnológico.

Ahora en un encuentro extraordinario en Quito, la capital ecuatoriana, de ministros de Educación del mecanismo, Cuba apostó por la educación, la ciencia y la cultura como instrumentos para fortalecer y consolidar la integración latinoamericana, lo cual se puede hacer efectivo, subrayó, mediante el Convenio Andrés Bello.

En entrevista con la agencia de noticias Prensa Latina, la directora de relaciones internacionales del Ministerio de Educación del país caribeño, Moraima Orosco, afirmó que la revitalización del Andrés Bello es un paso primordial en la meta de integración regional desde todos los aspectos de la vida zonal, siendo la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura, motivos nobles de aproximación.

En el encuentro de Quito se firmaron 10 resoluciones que garantizan la continuidad del trabajo en la próxima etapa de esta iniciativa que posibilita también el conocimiento de la región y su cultura.

Cuba ratificó su permanencia y su compromiso de continuar trabajando por la ampliación y consolidación del Convenio Andrés Bello, al que califica de necesario para seguir avanzando en la integración regional.