Los cubanos reafirmaron el poder de convocatoria en el Día Internacional de los Trabajadores, cuando subrayaron su confianza en la juventud y la decisión de cumplir con el lema central de la demostración popular: nuestra fortaleza es la unidad.
La Central de Trabajadores de Cuba, en sintonía con la Unión de Jóvenes Comunistas, la Federación Estudiantil Universitaria y la Federación de la Enseñanza Media, encomendó a las nuevas generaciones abrir las marchas multitudinarias.
En esa afluencia de pueblo sobresalieron representantes de las escuelas pedagógicas, porque están llamados a cubrir el déficit de maestros y reflejan además la importancia de profundizar, desde los pioneros, la vocación hacia el magisterio.
Al dedicar la fiesta del proletariado a los llamados “pinos nuevos”, los cubanos indicaron igualmente su aspiración de trabajar con ellos con ahínco en la formación de valores, pues la construcción del socialismo continuará, por ley inexorable, en sus manos.
De acuerdo con estadísticas oficiales, son cerca de tres millones las personas en Cuba entre los 15 y 34 años de edad.
Cuba vive sin traumatismos el natural relevo generacional de la Dirección Histórica de la Revolución hacia los que recogen la antorcha símbolo de la continuidad del proyecto social.
La actual generación asume una responsabilidad auténtica, la de reafirmar el concepto de Revolución delineado por el fallecido líder histórico Fidel Castro.
Los más bisoños también participan en nuevas etapas, como la actualización del modelo económico, menos centralizado, con la urgencia de avanzar e incorporar los aciertos de la revolución científico-técnica.
Por esa razón, entre los compromisos enarbolados durante las marchas se destacaron potenciar la eficiencia, el ahorro de recursos y el cumplimiento de los planes productivos y de servicios como corresponde a los trabajadores.
Es precisamente por ese camino que los sindicatos tienen mucho por hacer en conjunción con los directivos empresariales y de servicios, sin renunciar a su papel en defensa de los intereses de la clase obrera.
Los jóvenes y los trabajadores enviaron este primero de mayo un mensaje vital a los que desmayan ante el peso de las limitaciones materiales y otras dificultades en el camino hacia el socialismo próspero y sostenible anhelado.
Como señalaron dirigentes del país, sin economía sostenible no hay justicia social verdadera y sin prosperidad económica, la obra es incompleta.
Conscientes de esa máxima, la mayoría de los cubanos confiados en el porvenir reafirmaron en calles y plazas este primero de mayo la determinación de luchar contra los que apuestan por la confusión, el desánimo e incluso el regreso al pasado.