Por María Josefina Arce
En noviembre venidero tendrán lugar en Chile las elecciones generales, a las que aspira a presentarse por la derecha el ex presidente Sebastián Piñera, quien sin dudas, muchos recordarán entre otros elementos, por el amplio movimiento de protestas, sobre todo estudiantil, que no le dio respiro durante su gestión del 2010 al 2014.
Favorito en las encuestas pese a denuncias de posibles irregularidades en sus negocios durante su gobierno , el empresario es uno de los varios postulantes de la derecha que competirán en las primarias del 2 de julio, en las que se designará al candidato que les representará en las elecciones parlamentarias y presidenciales del 19 de noviembre.
Al presentar su candidatura, el empresario dijo que en su eventual gobierno no participará en la administración ni gestión de ninguna empresa y abandonará cualquier interés, por legítimo que sea, de carácter privado. Piñera ha incrementado su fortuna a cerca de tres mil millones de dólares, según datos recientes de la revista Forbes.
El hecho es que la candidatura de Piñera está rodeada del escándalo, ante denuncias e investigaciones judiciales que lo tocan directamente por casos de supuesta corrupción y negocios incompatibles con su cargo de jefe de estado.
A estos escándalos no escapan sus antiguos colaboradores. Ese es el caso de su ex ministro Laurence Golborne, involucrado en el caso Penta sobre corrupción y financiamiento irregular de las organizaciones políticas de derecha y quien, además, era un asiduo inversionista en los paraísos fiscales del Caribe que hoy están en entredicho a raíz de la divulgación de los llamados Papeles de Panama.
La lista la engrosan su ex ministro de Economía, Pablo Longueira, su ex subsecretario de Minería, Pablo Wagner, y su ministra secretaria general de gobierno Ena von Baer, entre otros.
De la gestión de Piñera por demás, muchos recuerdan el despertar de movimientos sociales, el aumento de la represión y políticas económicas que acrecentaron la desigualdad en Chile.
De hecho el país sudamericano era considerado el estado de mayor desigualdad de la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Es decir el 10 por ciento más rico de la población recibía un tercio del total de los ingresos, mientras que el
10 por ciento más pobre solo recibía un dos por ciento.
Los analistas recuerdan además que aunque creó empleos, estos fueron precarios o informales, con dudosa protección de los derechos laborales.
Durante su mandato Piñera tampoco respondió a las demandas estudiantiles de terminar con el lucro en la educación pública y avanzar en la gratuidad en la enseñanza superior, al tiempo que también se le cuestiona su política ambiental.
Este es el panorama que caracterizó el mandato de Piñera, cuya candidatura ha añadido más incertidumbre al ambiente electoral y que hace temer un retorno de la derecha al poder, si se toma en cuenta la derrota del oficialista Nueva Mayoría en los comicios municipales de octubre del pasado año, a lo que se suma que, de acuerdo con los analistas, la izquierda aún no logra un candidato con suficiente fuerza.