Por: Roberto Morejón
Como otros países latinoamericanos, Cuba se sumó a la Semana de Acción contra el Mosquito, promovida por la Organización Panamericana de la Salud, atendiendo a la necesidad de reducir la presencia del Aedes Aegypti, agente transmisor de enfermedades.
La jornada dirigida al combate contra ese y otros mosquitos es oportuna porque la Organización Mundial de la Salud estimó en cerca de cuatro millones la cifra de personas infectadas con el zika en América Latina y el Caribe.
Se trata de un virus reportado desde 2007 y hasta marzo del año en curso en 84 países y territorios, por lo que resulta una amenaza contra la que debe lidiarse de forma coordinada.
Nada más acertado que sumarse a la iniciativa regional contra el mosquito aunque Cuba tiene una situación epidemiológica favorable, reflejada en la ausencia de transmisión activa de dengue.
NO obstante, el año pasado registró más de mil casos autóctonos de esa última enfermedad, por encima de 100 de zika, entre autóctonos e importados, 71 de paludismo y ninguno de chikungunya.
Las autoridades cubanas de salud tienen en cuenta el inicio de la temporada de lluvias y las temperaturas altas del verano, dos factores propicios para la circulación de virus mediante los agentes Aedes aegypti y Aedes albopictus.
Otro factor a tener en cuenta es la situación de sequía acumulada en Cuba que obliga a abastecer el agua por ciclos, más espaciados en algunos territorios.
La población de las regiones más castigadas por la aridez se ven precisadas a disponer de recipientes para almacenar el agua y si NO extreman los controles, pueden surgir los vectores.
Los residentes en barrios y comunidades rurales se suman entonces como actores a la vigilancia epidemiológica.
Además de realizar el periódico examen para detectar posibles focos de mosquitos en sus casas, integran las brigadas de fumigación y trabajan como activistas de salud.
Desafortunadamente no todos los ciudadanos tienen la misma percepción del peligro, permiten focos de vectores en sus viviendas y evaden o son indolentes ante la fumigación intradomiciliaria.
Los medios de comunicación y los médicos de los consultorios de la familia insisten en cómo prevenir las enfermedades transmitidas por los mosquitos.
La estrategia adoptada potencia la labor intersectorial para el saneamiento, higiene ambiental y educación y la fuerte inversión de recursos realizada por el Estado para adquirir los medios de fumigación, adiestrar personal y habilitar los hospitales.
Con el aporte individual y colectivo es posible alcanzar niveles permisibles de la presencia de los mosquitos del género Aedes sin arriesgar la salud.