Por Nicanor León Cotayo
Durante años expertos han tratado de anticipar qué sería de La Habana y Caracas si Estados Unidos lograra imponerles sus maquinaciones.
Ahora tuvo lugar una señal que podría ayudar –en algo- a dilucidarlo.
Dos periodistas de Associated Press (AP), Andrew Taylor y Martin Crutsinger, acaban de escribir lo siguiente:
El presidente Donald Trump develó este martes un plan de presupuesto para 2018 “que impuso duros cortes a programas para pobres”.
Su excusa, balancear el dinero fiscal en el transcurso de los próximos diez años.
La intención ya había sido criticada por legisladores demócratas, e incluso republicanos, que llegaron a calificarla de nula.
La propuesta suma recortes a agencias nacionales, al programa de cupones para alimentos, de carreteras e investigación médica.
"Aquí le van a dar bastante pelea", dijo el congresista Harold Rogers, republicano por Kentucky.
Otro de igual filiación y segundo en el Senado, John Cornyn, de Texas, afirmó que el plan de Trump sigue la tradición de la Casa Blanca de enviar presupuestos que "básicamente están muertos al llegar".
El actual proyecta que el déficit de este año aumentará a 603.000 millones de dólares, o sea, 18 000 más que el año pasado.
Sin embargo, como para aliviar desvelos, promete que en 2027 habrá un superávit de 16, 000 millones.
No lo cree la mayoría de los economistas, quienes lo catalogan como un exceso de optimismo, ya que depende, junto a otros factores, de reducir más de 500 000 millones de dólares de gastos militares en el extranjero.
El nuevo presupuesto de Trump, recuerdan observadores, está basado en un sostenido crecimiento por encima del tres por ciento.
Una proyección también cuestionada si el presupuesto no recibe una inyección económica que supere los 2 000 millones de dólares en la próxima década.
Nunca logrará un equilibrio, advirtieron expertos en la materia, y sí acumularía un déficit de casi 500 000 millones.
"El presidente cree que debemos restaurar la grandeza de nuestra nación y rechazar el fallido estatus quo que ha hecho que el Sueño Americano esté lejos del alcance para muchas familias", dijo una nota de la Casa Blanca.
“La Nueva Base para la Grandeza Americana”, reza el título escogido para el proyecto de presupuesto del multimillonario presidente.
Antes, bajo la firma de Fabiola Santiago, El Nuevo Herald publicó en Miami lo siguiente:
Legisladores de la Florida apoyan leyes con el ánimo de financiar escuelas privadas a expensas de la educación pública.
Uno de ellos en Hialeah, Manny Díaz, republicano que gana un sueldo “de seis cifras” como director de operaciones de la escuela charter Doral College.
Además es miembro de la Comisión de Educación y de la Subcomisión de Adquisiciones para la Educación de Niveles, que van, desde el pre-escolar hasta el grado 12.
Hay legisladores cuyos parientes cercanos son fundadores de esos centros charter.
Uno de ellos es Richard Corcoran (también republicano), cuya esposa fundó una escuela en el condado Pasco, que benefician leyes auspiciadas y suscritas por su esposo.
Corcoran estuvo el miércoles en Miami caracterizando al evangelio de esos planteles como “constructor de mentes magníficas”.
Otros legisladores han creado o tienen nexos con instituciones enlazadas a ese tipo de colegios.
Entre esos legisladores hubo tres “cerebros” impulsores de una ley de educación valorada en 419 millones de dólares, “que desvía millones de las escuelas públicas hacia las charter.
Y esto es, a lo sumo, una pequeña muestra del ambiente en que se han movido esas instituciones.
Precisamente, cuando el proyecto de presupuesto de Trump para 2018, ya amenaza con aplicarles una afilada guillotina.
Representaría su forzada contribución en aras de que Washington preserve su océano de gastos militares para igual período.
¿Es acaso el modelo que sueñan imponer a Cuba y Venezuela mediante la fuerza bruta y sofisticada?
Ambas se defenderán, con todo, vale no olvidarlo, con todo, y más allá de lo imaginable.
(Tomado de Cubasí)