Trump sermoneó a sus aliados de la OTAN

Editado por Arlettys Guevara
2017-05-27 09:51:17

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Imagen de Archivo

Por Guillermo Alvarado

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asistió a su primera cumbre de la militarista Organización del Tratado del Atlántico Norte, la OTAN, donde como se esperaba reprendió a varios de sus aliados por el tema de los aportes financieros a esa agrupación, que absorbe una exagerada cantidad de recursos en un mundo con serios problemas económicos.

De acuerdo con las normas, cada país miembro de esa entidad belicista debe mantener no menos del dos por ciento de su Producto Interno Bruto, PIB, a disposición de gastos de la defensa, algo que en la actualidad solo hacen cinco de ellos, Estados Unidos, Grecia, Reino Unido, Polonia y Estonia.

En la reunión del jueves, la OTAN dio la bienvenida a su socio número 29, Montenegro, una nación con un aparato militar mínimo, que apenas comprende cuatro aviones de guerra, todos ellos en venta, dos buques que prácticamente nunca abandonan el puerto y un personal insignificante, pero que ahora debe gastar el dos por ciento de su PIB en armas sólo por pertenecer a ese excéntrico club.

Para que se tenga una idea de lo caro que sale la organización, ofrecemos algunos datos: para este año el presupuesto general es de dos mil 180 millones de euros, divididos en tres categorías.

El aparato militar es el más importante, y consumirá en 2017 la suma de mil 290 millones de euros, que no incluyen operaciones secretas ni los gastos de personal o equipos que un país tenga que poner a disposición para una acción determinada.

Le siguen los programas de investigaciones para la seguridad, donde figuran, por ejemplo, las actualizaciones de sofisticados programas informáticos, el mantenimiento de cuarteles generales y la infraestructura para acciones en el exterior, como aeropuertos, combustibles y otros, todo ello garantizado con 655 millones de euros para el año en curso.

Finalmente están los gastos administrativos, pagos a personal civil, mantenimiento de la sede, vehículos y otros, que tienen un presupuesto de 235 millones de euros.

Hay que señalar que en la cumbre del jueves se inauguró una lujosa sede que costó la bicoca de mil cien millones de euros, pagados también por sus miembros.

El presidente Trump se queja de que su país es el mayor contribuyente, pero ha obviado el hecho de que esto le permite tener un poder exagerado y casi incuestionable ante sus socios, como quedó claro cuando exigió y obtuvo que la OTAN pase a formar parte de la coalición internacional que opera en Iraq, supuestamente contra agrupaciones terroristas, aunque sin involucrarse directamente en combates aéreos o terrestres.

Durante su campaña electoral, Trump calificó a la OTAN de obsoleta, adjetivo que se apresuró a corregir una vez en el cargo, quizás al darse cuenta de la fuerza militar poderosa que tiene en sus manos para intervenir casi donde y cuando quiera.

Esa posición le permitió en la cumbre no suscribir explícitamente el principio de defensa colectiva de “uno para todos, todos para uno”. El presidente de Estados Unidos parece que prefiere un tema más rupestre: “juntos, pero no revueltos”.



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