Por: Guillermo Alvarado
El Fondo Monetario Internacional, FMI, actualizó en estos días sus proyecciones económicas para este y el próximo año donde expresa un moderado optimismo en cuanto a un aumento de la producción a nivel mundial si bien, como es natural, detrás de las estadísticas se ocultan enormes disparidades entre países y continentes.
De acuerdo con los especialistas, en 2017 la producción crecerá de manera global en 3,5 por ciento y 3,6 para 2018, pero los privilegiados se concentran sobre todo en la Unión Europea y Asia, de manera particular India, China y, un poco menos, Japón.
La poco clara política presupuestaria del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, orientada más bien al proteccionismo y la contracción del gasto, excepto en la rama militar, mantiene la incertidumbre y por eso el Fondo rebajó sus perspectivas a 2,1 puntos este año, contra las tres unidades que espera la Casa Blanca.
Esto es una mala noticia para el país norteño, toda vez que sus dos principales rivales en el comercio mundial, la Unión europea y China tendrán un desempeño positivo, sobre todo esta última potencia que crecerá en 6,7 puntos. En el bloque europeo mejorarán España, Italia, Alemania y Francia, mientras que el Reino Unido, que tramita se separación de la UE, sufrirá una contracción por una baja pronunciada en el consumo.
Respecto a nuestra región las perspectivas son modestas, pero los indicadores positivos se mantienen para Bolivia, que con 4,0 en 2017 es una de las economías más pujantes de América Latina, y también de las que mantiene más igualdad y justicia en la distribución de las riquezas.
Según el FMI, una recuperación global en el área pasa porque las economías de Argentina y Brasil salgan de la sombra de la recesión y comiencen a crecer a un ritmo sostenido. Sobre todo en el Gigante Sudamericano el porvenir está señalado por las veleidades políticas y la posibilidad, o no, de que el presidente impuesto, Michel Temer, pueda mantenerse en su cargo hasta las elecciones de 2018.
Las proyecciones para el Producto Interno Bruto, PIB, brasileño fueron rebajadas en una décima, a 1,0 por ciento en 2017 y podría caer más en 2018, que es justamente el año electoral clave para la estabilidad en ese país, estremecido por constantes escándalos de corrupción en torno a las figuras cercanas a Temer.
La Argentina de Mauricio Macri no ha logrado despegar a pesar de sus promesas de campaña y las políticas neoliberales que impuso a la población, supuestamente con el objetivo de mejorar el desempeño de las empresas.
México podría crecer dos décimas de punto este año y mantenerse en dos unidades en 2018, pero mucho dependerá de la forma en que renegocie el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, una medida impuesta por el presidente Trump que pretende aplicar políticas aún más leoninas a su vecino del sur.
Como se ve, moderado y desigual optimismo para una economía mundial donde el gran ausente sigue siendo África, un continente donde en lugar de crecimiento se suele hablar de hambre, guerras, refugiados y muertes, como si estuviese señalado por el destino para concentrar todas las calamidades del planeta.