De nuevo la gran cita en la ONU

Editado por Maite González Martínez
2017-09-19 10:34:52

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Por: Guillermo Alvarado

A partir de este martes se realiza en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, la 72 Asamblea General de la ONU, donde participarán jefes de Estado y de gobierno y altos representantes de los 192 países miembros para debatir temas candentes de la actualidad internacional, como la guerra contra el terrorismo, los conflictos armados y las crisis políticas en distintos puntos del planeta, el cambio climático y otros.

Desafortunadamente no es un mundo mejor el que encontrarán los oradores, con respecto al que existía durante el anterior período, pues la gran mayoría de los viejos problemas aún no tienen solución, y otros nuevos se acumulan en el escenario.

La Carta de las Naciones Unidas, momento fundador de esa entidad, se firmó el 26 de junio de 1945, luego de varios eventos donde se perfilaron los principios de la que habría de ser la máxima representante de las naciones a nivel mundial, entre ellos la conferencia celebrada en Washington entre agosto y octubre de 1944, luego la de Yalta en febrero de 1945 y la definitiva, la de San Francisco en abril de ese año.

A pesar de la oposición de algunos de los 50 firmantes originales de la Carta, entre ellos el entonces canciller de Guatemala, Guillermo Toriello, la ONU nació con el grave defecto del antidemocrático derecho de veto en el Consejo de Seguridad otorgado a cinco potencias, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, la República Popular China y la extinta Unión Soviética, hoy Federación Rusa.

El derecho de veto y la presencia permanente de esos países en el Consejo constituyen un desequilibrio en las relaciones internacionales que urge reformar.

En este 72 período de la Asamblea General, que constituye el estreno del secretario general Antonio Gutérrez, muchos países insistirán en que se rescate el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, en riesgo tras el abandono de Estados Unidos, uno de los principales responsables de la contaminación cuyos efectos son visibles en cualquier rincón del mundo.

Otros reclamarán normas humanas y justas para atender las grandes movilizaciones humanas, compuestas por millones de personas que huyen de la guerra, la miseria y los desastres naturales, como las intensas sequías.

Nuestra especie se acerca aceleradamente al plazo previsto para el cumplimiento de las metas de desarrollo del milenio, fijada en 2030, sin lograr realmente progresos evidentes, sino más bien retrocesos claros, como ocurre con el tema del hambre.

Como todos los años, Cuba presentará una resolución sobre la necesidad de terminar con el oprobioso bloqueo económico, comercial y financiero, que durante más de 50 años le impone la principal potencia planetaria, Estados Unidos, y que constituye el principal obstáculo para su desarrollo y causa graves sufrimientos a su población, de manera particular a los más vulnerables, como los niños y los ancianos.

Es urgente un nuevo orden financiero internacional, así como normas claras y justas para un comercio equitativo, el pleno respeto a la soberanía, la defensa del principio de no intervención y el establecimiento de relaciones de igualdad mutua.

Si la humanidad aspira a resolver sus principales problemas, tiene suficiente material para trabajar en serio y con decoro, aunque como suele ocurrir, veremos a muchos personajes asistir a la ONU para pronunciar su discurso, sin escuchar el de los demás, como los peores sordos o los ciegos que no quieren ver.



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