por Nicanor León Cotayo
Luego de tener lugar allí una extensa caravana de hechos conmovedores, en Las Vegas se produjo un suceso monstruoso. Esa ciudad es la mayor del estado de Nevada, uno de los principales destinos turísticos del país.
Dos periodistas de la Associated Press (AP), Sally Ho y Regina García Cano, escribieron una crónica sobre lo acontecido.
Su introducción sintetiza la tragedia al decir, “un hombre acribilla a decenas en concierto en Las Vegas”.
Narran que disparó desde el piso 32 de uno de sus hoteles contra una festividad al aire libre donde asistían alrededor de 22 000 personas.
Sally Ho y Garcia Cano lo valoraron como “la peor matanza a tiros en la historia moderna de Estados Unidos.”
Y agregan, convirtió la explanada en un campo de muerte del cual no había muchas opciones para escapar.”
De ahí que, según las primeras informaciones, 58 personas fallecieron y cerca de 515 resultaron heridas.
“No puedo meterme a la mente de un psicópata en este momento”, dijo el jefe de policía Joseph Lombardo.
Asistentes al festival corrieron por sus vidas luego de interpretar las ráfagas como fuegos artificiales.
Agentes del equipo táctico SWAT entraron a la habitación del agresor, quien se había suicidado.
Su nombre, Stephen Craig Paddock, de 64 años, que tenía consigo, por lo menos, 17 armas de fuego, incluidos fusiles.
Todavía algunos se preguntan cómo esta persona trasladó ese armamento al inmueble turístico.
Hubo otro detalle. ¿Quién se adjudicó la ejecución del ataque? Una pandilla terrorista, el auto llamado Estado Islámico.
Decenas de ambulancias se llevaron a los heridos, mientras que algunas personas subieron a las víctimas a sus autos y los llevaron al hospital.
Una parte de las víctimas fueron alcanzadas por balas, otras pisoteadas por la multitud durante momentos de pánico.
En un discurso a la nación, el presidente Donald Trump calificó el ataque como “un acto de maldad pura”.
No mencionó el espinoso tema de la venta libre de armas en numerosas tiendas del país, aunque sí ordenó izar todas las banderas a media asta.
Antes del domingo, el peor tiroteo había tenido lugar a mediados de 2016 en una discoteca gay de Orlando, Florida, donde murieron 49 personas.
De cara a la nueva tragedia ocurrida en Estados Unidos, expertos en la materia se preguntan lo siguiente:
¿Tiene moral su gobierno para exigir algo a otros en el mundo?
¿No debería acaso empezar por establecer orden en casa antes de trazar normas de conducta a sus vecinos?
Cuestiona ferozmente a La Habana y Caracas sus respectivos sistemas políticos, sociales y económicos.
Pero ni una palabra sobre la brutal influencia de la Asociación Nacional del Rifle en sus procesos electorales.
Todo el mundo sabe que esa multimillonaria organización hace llegar millones de dólares a los dos partidos, en particular al Republicano.
Abundan y se desbordan ya las razones que calzan una interrogante muy justificada: En realidad, qué significa hoy Estados Unidos, ¿Una jungla o un infierno? Los hechos tienen la palabra.
(CubaSí)