Por: Roberto Morejón
La industria cubana del turismo está lista para la temporada alta, a partir de noviembre, después de recuperar la infraestructura que sufrió daños NO significativos por el paso del huracán Irma.
Brigadas de obreros especializados y empleados de los propios hoteles se sumaron a su rehabilitación a causa de los perjuicios registrados cuando el fenómeno meteorológico tuvo una trayectoria paralela a la costa norte de Cuba, entre el 7 y el 10 de septiembre.
El impacto general en el país fue grave, pero las edificaciones turísticas de la zona central NO reportaron derrumbes sino roturas en la cristalería, carpintería y techumbres de ranchones, además de incidencias en los llamados pedraplenes.
Los caminos sobre el mar tendidos desde la costa norte a los cayos son objeto de obras para restituir el tránsito mientras que los aeropuertos de la zona, y de todo el país, operan con normalidad.
Después de evaluar las pérdidas en los polos de Jardines del Rey, cayería norte de Villa Clara y en Varadero, en la región centro-occidental, el ministro de Turismo Manuel Marrero aseguró que NO habría problemas para recibir viajeros en noviembre.
El archipiélago cuenta a su favor con 67 mil habitaciones hoteleras, de las que siete mil se repararon el año anterior y dos mil se recuperaron.
Cuba oferta además más de 21 mil habitaciones en viviendas y cerca de 2 mil restaurantes privados, conocidos como paladares, así como una vasta infraestructura extrahotelera estatal.
Hay razones para mantener los planes de concluir el año con un buen comportamiento en la atención de visitantes extranjeros después de que en 2016 llegaron más de cuatro millones para 14,5 por ciento de aumento.
Si bien el impacto de los huracanes en el Caribe ha sido marcado este año y ello explica que Cuba reportara 50 por ciento menos de llegadas de turistas en septiembre, hasta el 22 de ese mes sumaba 3 millones 600 mil de esos visitantes.
El año pasado por esa fecha Cuba lograba cerca de 3 millones de turistas.
Es cierto que el gobierno estadounidense presiona a sus ciudadanos para que NO viajen a Cuba, pero agencias turoperadoras pusieron de relieve la tradicional buena acogida otorgada aquí.
El bloqueo de Estados Unidos prohíbe a sus ciudadanos hacer turismo en Cuba, aunque decenas de miles se acogieron a las categorías de viajes permitidas.
Tanto a estadounidenses como a personas de otras procedencias se les brinda trato esmerado en Cuba.
Así lo constatarán los pasajeros de cruceros que tocarán tierra próximamente por la península de Guanahacabibes, en el extremo occidental, territorio que acumuló 89 anclajes la etapa anterior, incluyendo yates.
Todas las alternativas de arribo se perfilan y los paseantes escogen la preferida.