Por María Josefina Arce

Cuba es reconocida a nivel internacional por sus notables avances en la salud, esfera que concluyó el 2017 con uno de sus logros más importantes: una tasa de mortalidad infantil de 4 por cada mil nacidos vivos.

Por décimo año consecutivo, la Mayor de las Antillas logra con un trabajo serio y comprometido que este índice se mantenga por debajo de 5 por cada mil nacidos vivos, una tasa que muy pocos países en el mundo pueden exhibir.

Las provincias de Sancti Spíritus, Pinar del Río. Camagüey. Holguín, Artemisa y Ciego de Ávila muestran una tasa por debajo de 4, mientras que se redujo también en 2017 la mortalidad neonatal, menores de 28 días de vida, de 2,4 a 2,1 por cada mil nacidos vivos.

Para el doctor Roberto Alvarez, jefe del Departamento Materno Infantil del Ministerio de Salud Pública, tener este indicador representa, ante todo, el esfuerzo, sacrificio, entrega y compromiso de miles de profesionales que laboran en los servicios de atención materno infantil del país.

Son muchos los factores que han incidido en este notable resultado. Un lugar especial lo ocupa el Programa Materno Infantil que se ha consolidado con el paso de los años y que ha posibilitado que Cuba ocupe el primer lugar en indicadores favorables de mortalidad infantil en menores de un año y menores de cinco años en América Latina y buena parte del mundo.

Como parte de esta estrategia cada mujer embarazada acude a no menos de 17 consultas y 30 exámenes de diagnóstico para evitar que sus hijos padezcan enfermedades graves o malformaciones congénitas.

A cada niño que nace no solo le vacuna contra las 13 enfermedades erradicadas en el archipiélago, sino que se le aplican además pruebas para detectar otras seis enfermedades, un derecho al que solo tienen acceso algunas personas muy ricas en los países más desarrollados del planeta.

Otro factor importante ha sido la promoción de la práctica de la lactancia materna, y la ampliación de la Red de Bancos de leche humana, presentes en diez provincias del país.

Los hogares maternos también son un eslabón fundamental en el sistema cubano de salud. En esas instituciones se presta una atención diferenciada y sistemática a las gestantes con trastornos nutricionales y otros padecimientos asociados al embarazo como la hipertensión arterial.

De gran valía califican las autoridades sanitarias a estos centros,donde también son ingresadas con antelación a la posible fecha de parto, las embarazadas que viven en zonas de difícil acceso o en la serranía.

En Cuba el Programa Materno Infantil está apoyado por el Programa Nacional de Atención Integral a la Gestante con Diabetes, que se aplica en todo el territorio cubano y que cuenta con calificados especialistas.

No sorprenden los logros de Cuba en la salud, pues están avalados por la voluntad política del gobierno y el trabajo constante no solo de un año, sino de décadas, desde que triunfó la revolución cubana en enero de 1959 y puso en marcha un sistema de salud universal y gratuito que beneficia a cada ciudadano cubano y que hace énfasis en sectores vulnerables como los niños, ancianos y mujeres embarazadas.