Por: Odalys Troya
Seúl, 5 ene (RHC) El acuerdo entre la República Popular Democrática de Corea (RPDC) y Corea del Sur para dialogar el próximo día nueve sobre la participación de los atletas norcoreanos en las Olimpiadas de Invierno PyeongChang 2018, aviva hoy las esperanzas de una distensión en la península coreana.
Si bien la tensa situación en la zona es atribuida a los programas nuclear y balístico norcoreanos, el gobierno de Pyongyang los considera como inevitables medidas autodefensivas y disuasivas ante las amenazas de Estados Unidos y sus aliados.
Los pasos de acercamiento tienen lugar, luego de que el líder norcoreano, Kim Jong Un, manifestó en el mensaje de Año Nuevo su disposición para enviar una representación deportiva a los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarán en el Sur del 9 al 25 de febrero.
Al día siguiente, Seúl propuso conversar sobre ese tema y otros asuntos como la reanudación de los encuentros de las familias separadas por la guerra de la década de 1950 y el desarrollo del complejo industrial de Kaesong.
La RPDC aceptó conversar con su vecina nación el martes venidero en la villa fronteriza de Panmunjom, conocida como la aldea de la paz, localizada en la Zona Desmilitarizada, una franja de 250 kilómetros de largo y cuatro de ancho que separa a ambos países.
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, llamó inmediatamente a adoptar las medidas pertinentes para garantizar la participación de los atletas del territorio vecino y el éxito de las pláticas que, a su juicio, pudieran llevar a consensuar acuerdos de paz en la península coreana.
Los probables puntos en el diálogo intercoreano acerca de los Juegos incluyen ruta de viaje, alojamiento y cuestiones de seguridad de los atletas.
Las reacciones tras este paso -el cual sugiere un ápice de distensión- no se hicieron esperar y uno de los primeros en espetar una polémica opinión fue el presidente de Estados Unidos, Donald Trum, quien se atribuyó la apertura del diálogo.
Las sanciones y otras presiones están empezando a tener un gran impacto en Corea del Norte. Quizás sean buenas noticias, tal vez no, ya veremos, escribió en Twitter.
Trump mantiene una campaña de presión contra Pyongyang y promueve sanciones bilaterales e internacionales y mantiene una amenaza militar con el fin de aislar diplomática y económicamente a la RPDC y forzar al país a hacer concesiones en su programa militar.
En tanto, Rusia celebró la decisión de ambas Coreas de reanudar conversaciones tras dos años de estancamiento.
Mientras muchos vaticinan este paso como un necesario acercamiento, Estados Unidos lo ve como una posible brecha que estaría abriendo el gobierno de Kim Jong Un entre Washington y Seúl, al decir de la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley.
"Kim Jong Un podría estar tratando de abrir una brecha entre dos naciones, entre nuestra nación y la República de Corea", dijo la diplomática, lo que evidencia el temor del gobierno estadounidense ante una solución definitiva del conflicto intercoreano que, sin dudas, requiere aún muchos movimientos para alcanzarla.
Incluso declaró que su país no refrendará ningún diálogo que no resulte en una prohibición total de las armas nucleares en la península de Corea.
En ese contexto, Moon Jae-in y Donald Trump acordaron el jueves retrasar los ejercicios militares conjuntos regulares durante la cita deportiva, otro elemento que aviva expectativas positivas, sin que la pasión ciegue, en la solución del añejo conflicto.
Moon Jae-in aseguró que la oferta del líder norcoreano acerca de la participación de sus deportistas en los Juegos PyeongChang 2018 es una “oportunidad sin precedentes” para mejorar las relaciones entre los dos países.
Lo cierto es que estas pláticas conminan a muchos -temerosos por un desenlace nuclear- a preguntarse si serán el preámbulo de la distensión en la península coreana, donde Estados Unidos juega un nada despreciable papel de pirómano. (Fuente/PL)