Por: Roberto Morejón
Una iniciativa de paz presentada recientemente por el presidente palestino, Mahmoud Abbas, en la ONU promueve una mayor participación mundial en
esos esfuerzos, ante el disgusto por la decisión de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
Ante esa determinación, los palestinos se vieron obligados a tomar un nuevo rumbo en relación con el estancado proceso de paz.
Si bien muchos actores internacionales consideraban desde hace tiempo a Washington un mediador NO confiable en Oriente Medio, los palestinos asumieron esa visión después del insólito paso de Trump.
Es así que el presidente palestino presentó en Nueva York una iniciativa para que, según manifestó, el mundo contribuya a la paz y a la solución de dos Estados con las fronteras de 1967.
De acuerdo con la visión de Abbas que al parecer NO fue consensuada con otras fuerzas, su propósito es llegar a una solución justa y equilibrada para poner fin a la ocupación y proteger los legítimos derechos nacionales.
Como punto central de la alternativa expuesta figura la convocatoria a una conferencia de paz a mediados del año en curso, basada en las resoluciones de la ONU y a la que asistan los palestinos e Israel.
El ponente solicitó asociar a esa conferencia la aceptación de Palestina como miembro pleno de la ONU, el mutuo reconocimiento de las partes de las fronteras anteriores a 1967 y detener el traslado de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén.
Aunque NO insiste en que Trump revoque su decisión sino en interrumpir su aplicación, difícilmente el gobernante la acepte dada su conocida intolerancia y tampoco debe esperarse comprensión del régimen sionista, aferrado a la ocupación del Golán sirio y Cisjordania.
En ese último lugar Israel expande sus asentamientos a pesar de considerarse ilegales por la comunidad internacional y confía en que su aliado, Estados Unidos, le tienda el habitual manto protector en un plan que los asesores de Trump diseñan actualmente.
De acuerdo con trascendidos, el misterioso designio estadounidense contemplaría reconocer el Estado palestino, pero a cambio de concesiones de ese pueblo, inaceptables para ellos.
Independientemente de los términos del proyecto que anuncia Washington, sin mostrarlo, lo que prevalece es la falta de legitimidad del que se autocalifica como mediador impoluto y al mismo tiempo reduce las donaciones a la agencia de refugiados palestinos de la ONU.
Está por ver la recepción internacional al plan de paz de Abbas, pero ya es evidente el afán de Trump de imponer el suyo, en sintonía con Tel Aviv, opuesto su vez a la lucha de los palestinos para acceder a un Estado libre, independiente y soberano.