Por: Guillermo Alvarado
Dos expresidentes de países latinoamericanos, Andrés Pastrana, de Colombia; y Jorge Quiroga, de Bolivia, malgastaron lo que pudiera quedarles de prestigio, si algo les quedaba, al prestarse a una burda provocación contra Cuba orquestada por Estados Unidos y su ministro de Colonias, Luis Almagro, jefe de esa cosa que se llama Organización de Estados Americanos, OEA.
Estos dos personajes se presentaron a bordo de un vuelo comercial que aterrizó en el Aeropuerto Internacional José Martí con la absurda pretensión de ingresar a territorio cubano sólo por que si, porque les daba la gana o como si tuviesen una llave mágica que les abre cualquier puerta a su antojo.
Más aún, ambos habían sido advertidos que no serían bienvenidos. Cuba, como cualquier miembro de la comunidad internacional, tiene el derecho soberano de decidir quien ingresa a su territorio y quien no. Nadie, absolutamente nadie, llámese Pastrana, Quiroga, Almagro o como quiera que sea, puede pasar por encima de esta norma en ningún continente del planeta.
Los dos deben saberlo porque ambos, para bien o para mal, quizás más para esto último, fueron jefes de Estado y conocen las formas y los procedimientos. Ni siquiera a una casa usted puede entrar por su propio arbitrio, más si conoce de antemano que no será bien recibido. ¿Cómo entonces pretender hacerlo a un país que es libre, independiente y soberano y que, como Cuba, respeta y es respetado por cuanta nación, pueblo o persona decente existe en este mundo?
El hecho es que ellos no querían ingresar a Cuba. No era ese el guión que les escribieron en Washington. El propósito era armar un espectáculo que al final no les funcionó, a pesar de los lamentables intentos que aún hace cierta prensa.
Andan por allí algunos titulares diciendo que Pastrana y Quiroga fueron “expulsados” de Cuba. Otros incluso utilizan los términos “deportados” y “arrestados”.
Ni una cosa, ni la otra. Simplemente nunca pusieron un pie en territorio cubano porque permanecieron en la llamada zona internacional, que existe en todos los aeropuertos del planeta, donde, por cierto, fueron atendidos con absoluta cortesía. El mismo Pastrana divulgó una foto donde ambos están sentados en un cómodo sillón aguardando el momento de subirse a otro avión para irse de regreso.
Ahora bien, ¿por qué ahora y no la semana pasada o el mes que viene?
Cuba celebrará comicios democráticos y ejemplares el domingo 11 de marzo para elegir diputados a la Asamblea Nacional, es decir el Parlamento, y delegados a las asambleas provinciales. Se trata de un ejercicio cívico por medio del cual se dotará de sus futuras autoridades siguiendo normas y procedimientos propios, que no necesitan de la aprobación de nadie, mucho menos de la OEA ni del grupo de países que rodean al señor Almagro en su intento de destruir, por instrucciones de la Casa Blanca, a los Estados soberanos y progresistas de nuestra región.
Opacar este proceso era el verdadero objetivo de la fracasada provocación. No sabemos si Pastrana y Quiroga cobrarán algún salario por participar en la mascarada, pero estamos seguros que, de existir el infierno de Dante, ambos, junto a su jefe, irían directo al noveno círculo, donde están los culpables de malicia, fraude y traición.