Por:Roberto Morejón
La crisis política en Perú es tan aguda que atañe al renunciante presidente Pedro Pablo Kuczinski, aliados y adversarios, mientras la población reclama transparencia y atención a sus peticiones sociales.
El escándalo en Perú está lejos de circunscribirse a los alegados manejos corruptos del acaudalado empresario de ancestro alemán-polaco-francés-suizo, con desaprobación popular de más de 80 por ciento.
Kuczinski renunció para evitar una sustitución fulminante cuando la opositora y ex candidata presidencial Keiko Fujimori y su partido conservador Fuerza Popular presentaron videos acusadores.
Las imágenes aluden a presuntas compras de votos de congresistas realizadas por Kenji Fujimori, hermano de Keiko, adversario de esta, y confabulado con Kuczinski para lograr el indulto a su padre, Alberto Fujimori.
Considerado como un dictador por el ejercicio de su cargo, Fujimori padre salió de la cárcel por el magnánimo indulto otorgado por Kuczinski a cambio de los votos conseguidos por Kenji Fujimori en el Congreso para evitar la vacancia del entonces jefe de Estado.
A tan tortuosa maniobra habría acudido el defenestrado primer mandatario para salvarse de las imputaciones por su alegada aceptación de sobornos de la compañía brasileña Odebrecht.
Durante su breve mandato, Kuczinski ocupó su tiempo en rehuir las acusaciones, desatender la reconstrucción de la zona de la costa castigada por inundaciones en 2017 y buscar, con el apoyo de gobiernos derechistas, la deposición del Jefe de Estado de Venezuela.
Los ambiciosos opositores encabezados por Keiko Fujimori aprovecharon los errores y sospechas sobre Kuczinski para llevarlo a su caída.
Ahora queda en pie la guerra entre los insaciables hermanos Fujimori, ávidos de poder, pero blanco igualmente de recriminaciones.
Keiko fue acusada de recibir supuestos sobornos de Odebrecht y a su hermano lo sorprendieron, según videos presentados por Keiko, mientras compraba votos para impedir el hundimiento de Kuczinski.
La transparencia NO es un atributo de los hermanos Fujimori mientras su padre descansa apaciblemente en una residencia lujosa, NO tan enfermo como se invocó para indultarlo.
Esa fétida atmósfera política rodea al recién designado presidente Martín Vizcarra, quien aspira a completar el mandato de Kuczinski y, según dijo, gestionar el país con nitidez, espíritu de diálogo y afán de que los corruptos paguen penalmente.
Muchos peruanos recibieron con reserva esas promesas, hastiados de la decadencia de la política tradicional y a la espera de la creación de empleos, seguridad ciudadana y de que los beneficios del auge macroeconómico irradien a todos y NO a unos pocos.