Por: Roberto Morejón
La decisión del gobierno de Escocia de fijar un precio mínimo al alcohol pone en guardia a la industria a nivel mundial por considerarlo un ataque a sus cuantiosas ganancias.
Escocia se convirtió en el primer país en instaurar un precio mínimo ante las preocupaciones por el alto consumo, vendido desde ahora a no menos de 57 céntimos de euro por unidad de alcohol, lo cual significa que el precio de la botella más barata de vino tinto sea de casi 5,70 y que una de whisky no se pueda vender por menos de 15,90 euros.
El dispendio de las bebidas espirituosas causa un número significativo de defunciones en Escocia, dispara los gastos hospitalarios y aumenta la criminalidad.
Con cinco millones de habitantes, Escocia reportó en 2016 mil 265 muertes relacionadas con el consumo sobredimensionado de alcohol, un aumento de 10 por ciento en relación con la etapa precedente.
El asunto no es únicamente de salud porque la mitad de los delitos cometidos en Escocia están vinculados a la ingestión excesiva del líquido.
La decisión del gobierno de frenar el abaratamiento del producto fue calificada de audaz y valiente por expertos de salud y la compararon con la determinación en muchos países de prohibir el tabaquismo en lugares públicos.
Ahora bien, el gobierno escocés no tuvo manos libres para adoptar ese paso revolucionario ante la batalla judicial interpuesta por la Asociación Escocesa del Whisky que logró demorar la aplicación, nada menos que seis años.
El litigio fue observado atentamente en todo el mundo porque las empresas fabricantes en el planeta temen perder ingresos ya amenazados ante las evidencias sobre las afectaciones de salud a causa de la absorción desbocada de alcohol.
Cada año se generan 3,3 millones de muertes en el planeta a causa del consumo de ese tipo de sustancias, aunque el mercado trata de sobreponerse a las alertas médicas.
El uso nocivo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos.
No obstante, la industria lo promociona como “un estímulo social” y gasta millonarias partidas para inculcar la creencia de que debe ser “de consumo diario”.
La finalidad es mantener el remunerador negocio. La lista de los 10 mercados más grandes en la industria la encabezan China, Estados Unidos, Brasil, Alemania, Rusia, Japón, México y Reino Unido.
Según la empresa Euromonitor International, el valor de mercado de bebidas alcohólicas suma más de 18 mil millones de dólares anuales porque el consumo percápita mundial es de 33,6 litros.
Es fácil imaginar la inquietud de los corporativos del whisky, vodka y licores, entre otras bebidas, ante decisiones como las de Escocia.
Temen que el dictamen pudiera imitarse en otros países europeos, y más allá, ante el desasosiego por el consumo de alcohol a edades más tempranas.