Por: Roberto Morejón

Al igual que ocurre en gran parte de Cuba, en la central provincia de Sancti Spíritus se registra un trabajo acelerado en todos los frentes, incluyendo la reparación de los embalses, para atenuar el impacto de lluvias recientes.

En su condición de poseer la más importante capacidad del país para retener lluvias, Sancti Spíritus sufrió los rigores de un mes de mayo con la mayor intensidad de esas precipitaciones desde 1931.

Las más copiosas se reportaron del 26 al 28 de mayo asociadas a la tormenta subtropical Alberto, sin vientos, pero con un caudal de agua que anegó amplias regiones del centro del archipiélago caribeño.

En la provincia de Sancti Spíritus, los temporales precedentes a Alberto ya habían obligado a la suspensión de la zafra azucarera e incidieron en el incumplimiento del plan.

El embalse Zaza, el mayor del país, tuvo que abrir sus compuertas para aliviar el líquido, con la evacuación previa de residentes en zonas próximas ante la amenaza de potenciales torrentes.

La situación meteorológica apuntada obligó a trabajadores del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos a reparar los daños en algunos reservorios.

No obstante, las faenas son de una envergadura menor a la imaginada porque las 242 instalaciones de ese tipo en Cuba son muy seguras, gracias a su sólida construcción e infaltables mantenimientos.

Una de las tareas que exige en Sancti Spíritus una dedicación particular es la reparación del puente que enlaza al poblado de Zaza del Medio con la ciudad capital, después de su fragmentación por las turbulentas aguas del río local.

El viaducto está diseñado para resistir un caudal de agua que ocurre una vez cada 100 años, pero la más reciente avenida se fue por encima de lo proyectado.

Las miradas de los pobladores espirituanos también se centran en la situación de los cultivos agropecuarios, algunos de ellos anegados, como el arroz.

Por supuesto, los estragos de la tormenta subtropical Alberto asociados a una etapa húmeda en Cuba más abundante de lo común, también se cuantifican en todo el país.

Sin perder el tiempo se acomete una intensa cruzada para la recuperación, con énfasis desde Matanzas hasta Ciego de Ávila, en el centro del archipiélago.

La más que generosa etapa lluviosa de 2018 y Alberto en particular causaron en Cuba el aislamiento de 115 comunidades, la protección acelerada de 62 mil pobladores y el fallecimiento de 7 personas y dos desaparecidas.

Las lecciones dejadas por un escenario atípico alerta sobre las recurrentes consecuencias del cambio climático y ponen en guardia a los cubanos, porque la temporada ciclónica recién ha comenzado.