Por: María Josefina Arce

El Partido de los Trabajadores ha puesto oficialmente sobre el tapete electoral la candidatura del ex presidente Luiz Inacio Lula Da Silva, preso político desde hace mas de 100 días por maniobras de la derecha encaminadas a quitarlo del camino y continuar en el poder.

Pero gran parte de los brasileños y los dos MIL delegados a la Convención del partido de izquierda consideran al ex mandatario como el que debe representarlos en las venideras elecciones de octubre, que desde ya se han convertido en una verdadera batalla.

El carismático político ha sido objeto de una persecución judicial y condenado sin pruebas a 12 años y un mes de prisión. Sin embargo, la injusta cárcel no ha mellado el respaldo popular a Lula Da Silva quien continúa liderando todas las encuestas de intención de voto y es para muchos el verdadero candidato del pueblo.

De hecho su programa de gobierno busca superar los problemas de inversión pública causados por el presidente de facto Michel Temer, tales como la inflación, el desempleo y el aumento de la pobreza extrema.

Según se conoció en las últimas horas como aspirante a la vicepresidencia de la República en la fórmula encabezada por Lula estará el ex alcalde de Sao Paulo Fernando Hadda, quien además se desempeñó como ministro de Educación de 2005 a 2012.

Pero el camino se presenta difícil, pues la condena del ex presidente fue confirmada en segunda instancia por un tribunal colegiado, lo que de acuerdo con la ley electoral brasileña puede inhabilitarlo como candidato, algo muy conveniente para las aspiraciones de la derecha de mantenerse en el poder.

La oligarquía por demás, no cuenta con una figura del carisma y de tanto apoyo popular de Lula. que concluyo su segundo mandato en 2010 con un índice récord de popularidad, de 87 por ciento.

De hecho el ex presidente no solo lidera las encuestas, sino que le saca una ventaja considerable a su más cercano rival el ultraderechista Jair Bolsonaro, que contabiliza un 17 por ciento de la intención de voto.

El próximo día 15 de agosto el Tribunal Superior Electoral juzgará la viabilidad de las candidaturas presentadas, y el pueblo brasileño podría perder a su candidato, a quien durante sus dos mandatos sacó a millones de personas de la miseria y cambió la imagen de Brasil para convertirlo en un país con una fuerte economía y opciones para todos.