Por: María Josefina Arce
Desde este martes Colombia tiene un nuevo presidente: el derechista Iván Duque, ganador en la segunda ronda electoral de junio pasado. A partir de este momento, múltiples son las interrogantes que surgen sobre el futuro de la nación sudamericana en los próximos cuatro años y sus relaciones con los estados del área.
Para muchos la primera pregunta es si Duque gobernara con estilo propio o bajo la influencia del ex presidente y senador Álvaro Uribe, su mentor político, actualmente investigado judicialmente por soborno y que tiene una fuerte presencia en la política colombiana.
Aunque para muchos la investigación judicial contra Uribe podría debilitar su imagen y de hecho la labor del nuevo ejecutivo, son varios los analistas que afirman que el ex mandatario va a tener una influencia importante y permanente sobre el gobierno.
De ahí se deriva cuál será el futuro de los acuerdos de paz suscritos con la otrora guerrillera FARC-EP, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo, hoy convertida en partido político y con asientos en el Congreso del país.
Ya durante su campaña electoral Duque se pronuncio por realizar cambios en los Acuerdos de paz que pusieron fin a más de medio siglo de una confrontación que dejo más de 220 mil muertos y millones de desplazados. Y no podemos perder de vista que Uribe, contrario a los acuerdos, liderara la mayoría oficialista en el Congreso.
También habrá que ver cómo asume el diálogo que mantenía en La Habana el ejecutivo del presidente saliente Juan Manuel Santos con el ELN, Ejército de Liberación Nacional, la segunda guerrilla más grande en Colombia.
Otra de las cuestiones a la que deberá hacer frente Iván Duque y que es una de las asignaturas pendientes del anterior gobierno es la matanza de líderes sociales. A lo largo de este año, 124 líderes sociales y defensores de derechos humanos han sido asesinados en Colombia.
Si se contabilizan los homicidios de este tipo cometidos desde la firma de los Acuerdos de Paz a finales del 2016, la cifra asciende a 295, es decir que en promedio se registró una muerte cada cuatro días.
Las relaciones con Venezuela es otra de las interrogantes, teniendo en cuenta que se encuentran bastante deterioradas por la actitud injerencista de Santos en los asuntos internos de la vecina nación.
Cómo gobernará Duque es la interrogante del momento. Habrá que esperar a que de sus primeros pasos para ver cuál será su estrategia en el plano interno y especialmente en el externo, cuando bajo la presidencia de Santos se incorporó Colombia como socio global de la OTAN, lo que la convierte en un elemento importante en los planes colonialistas de Estados Unidos hacia la región.