La Habana, 5 (RHC) La celebración en noviembre del 2019 del medio milenio de la Villa de San Cristóbal de La Habana, desde el año anterior genera un torbellino de acciones e iniciativas, cuyo éxito mayor radicará en la movilización de la población y los colectivos laborales y educacionales.
Para los habitantes de esta tierra no puede haber mejor “pretexto” que tal conmemoración en materia de trazarnos metas bien altas, de poner en práctica el concepto de Revolución salido del pensamiento de Fidel, y de acompañar a la nueva dirección del Estado y gobierno cubanos en su empeño por lograr una capital más bella, ordenada y funcional.
Amén de los mensajes alegóricos a los 500 años de La Habana, que a diario vemos en los medios de comunicación, en espacios públicos y en productos o servicios de diversas entidades, urge motivar, comprometer y hacer partícipes a la población y a los trabajadores en cuantas tareas sean posibles.
Y esto habrá que hacerlo por cuadra y por colectivo laboral, para responsabilizarlos con el cuidado, limpieza y embellecimiento del entorno, además de cumplir con eficiencia los planes, sin esperar a la fecha en que la villa estará de cumpleaños.
Un asunto tan sensible como el de la higiene de las calles, avenidas y barrios atraviesa en muchos lugares por una situación crítica, debido no solo a los problemas con la recogida de la basura por Servicios Comunales, sino también a las indisciplinas sociales, un mal que cuando a tiempo no se actúa en su prevención o enfrentamiento hace “metástasis” tal cual un cáncer.
¿Cuántas veces alrededor de un depósito de basura incluso vacío no vemos montañas de escombros y otros desechos sólidos salidos de nuestros hogares y de unidades de producción y servicios? Duele ver cómo cierta impunidad y falta de sensibilidad –y de responsabilidad- nos corroen hoy día en medio de múltiples esfuerzos de la Revolución.
Y no hablemos de esos parques objeto de cierto canibalismo en sus bancos y cercas periféricas, de la proliferación en no pocos sitios públicos –incluidos ómnibus del transporte urbano- de “dibujos” o escrituras bien feas y hasta vulgares, de calles recién asfaltadas en las que con las lluvias salió a relucir la chapucería, de salideros convertidos en ¿eternos? manantiales de aguas albañales…
Por estos días en que al pueblo se le ha consultado el proyecto de Constitución de la República de Cuba, asuntos como los mencionados han salido a relucir en varias reuniones, pues si bien son mayores los derechos y garantías que como ciudadanos tendremos, no podemos olvidar entre los deberes la responsabilidad que asumimos todos con la higiene comunal, con la disciplina social. Hasta de proteger los animales y no arrojarlos a las avenidas se ha hablado.
Desde el 2017 está en marcha un intenso y ambicioso programa inversionista para mejorar el estado de hospitales, museos, centros educacionales, instituciones deportivas, viviendas, parques, cementerios, funerarias, casas de cultura, establecimientos gastronómicos, paradas de ómnibus, mercados agropecuarios, círculos sociales, bibliotecas; así como de conductoras hidráulicas y viales.
Dirigidas fundamentalmente al desarrollo económico y social de la urbe, así como a fortalecer la identidad, el conocimiento de su historia y el amor de sus habitantes, las disímiles obras y actividades -hasta ahora ejecutadas- han tenido un alto impacto social, al resolver parte de las problemáticas acumuladas durante años en las comunidades y barrios habaneros.
La marcha del programa por el medio milenio ha sido chequeada en reuniones encabezadas por el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, con el Grupo Gubernamental de apoyo a la capital, creado en el 2012, y las autoridades locales.
También los Estados miembros de la UNESCO aprobaron durante su 39 Conferencia General, celebrada a principios de noviembre de 2017 en París, incluir el medio mileno de la capital cubana en la lista de los 48 aniversarios asociados de la organización para el bienio 2018-2019.
A los 500 años estarán dedicadas las próximas Ferias Internacionales de La Habana y de Turismo, y otros eventos, y la
terminación de decenas de obras como parte del Programa de Esfuerzo Decisivo, entre las que figuran el mercado de Cuatro Caminos, la Estación Central de Ferrocarriles y la rehabilitación del Capitolio.
Veamos el 500 aniversario de La Habana como los es para una urbe o un país la organización de una Olimpiada o un Mundial; sí, con ese entusiasmo, motivación y compromiso, habida cuenta los honores que especialmente en las últimas décadas la ciudad natal de José Martí ha recibido, por ejemplo, desde que en 1982 fuera declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad su centro histórico y en 2016 mereciera la condición de Ciudad Maravilla del mundo moderno. (Fuente:ACN)