Por: María Josefina Arce.
Bolivia se prepara para la carrera electoral con vistas a los comicios generales de 2019, en los que la derecha intentará recuperar el poder y la izquierda mantenerlo para continuar trabajando por el bienestar del pueblo.
Hasta noviembre venidero tendrán los distintos partidos políticos bolivianos para inscribir a sus aspirantes para las elecciones primarias de enero de 2019, en las que deberán escoger los binomios que los representarán en la contienda.
Cerca de cuatro millones de dólares han sido aprobados por el Ministerio de Economía para esta fase, que tendrá lugar por primera vez en el país sudamericano y en la que los partidos políticos elegirán a sus candidatos a presidente y vicepresidente del país.
Hasta el momento dos figuras se perfilan ya como contendientes, el actual presidente Evo Morales, por el gubernamental Movimiento al Socialismo, y el ex primer mandatario Carlos Mesa, por la derecha.
Bien conocido por el pueblo boliviano es Mesa, quien fue el vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, considerado como uno de los mayores impulsores del neoliberalismo en Bolivia.
Sánchez de Lozada escapó del país en 2003, tras fuertes protestas populares en contra de su gobierno que dejaron más de 60 muertos. Esta situación llevaría a Mesa a la presidencia, desde la cual dio continuidad a la política de su antecesor.
Conformó un gabinete de "tecnócratas neoliberales", y se comprometió públicamente a cumplir estrictamente los acuerdos establecidos con el FMI, Fondo Monetario Internacional, causantes del agravamiento de la crisis económica, el aumento del desempleo y el crecimiento de la pobreza.
Mesa también abogó por impulsar la exportación de gas a Estados Unidos, revisar la Ley de Hidrocarburos en acuerdo con las transnacionales que saqueaban el país y no interrumpir la política de erradicación forzosa de coca en el Chapare.
Este es el aspirante por la derecha, quien también podría enfrentar un juicio por los delitos de "resoluciones contrarias a la Constitución y a las leyes, incumplimiento de deberes y conducta antieconómica, en un caso relacionado con una compañía chilena a la que el estado boliviano debió pagar una millonaria indemnización.
Fuerte será la confrontación en el camino a los comicios generales, pues la derecha para intentar diluir los antecedentes de Mesa, intensificará su ataque contra Evo Morales, a quien sin tener en cuenta los logros socioeconómicos de la nación en la última década, intentará desprestigiar.
Su ataque ya está centrado en que se respeten los resultados del referéndum del 21 de febrero de 2016, que rechaza una nueva postulación de Morales en las elecciones de 2019; aunque un fallo constitucional reconoció el año pasado el derecho del actual presidente a buscar otro mandato.
Ya el gobierno boliviano ha alertado sobre una campaña, con el respaldo de la embajada de Estados Unidos en La Paz, para “desprestigiar la imagen del Estado boliviano”, que es hoy una de las naciones del área que muestra los mayores logros en la reducción de la pobreza.