Por Guillermo Alvarado
El régimen sionista de Israel mantiene la práctica de capturar sin causas reales a cientos de niños y adolescentes palestinos, muchos de los cuales sufren crueles tratos durante su detención y se les obliga a firmar declaraciones por delitos que no cometieron, según denuncias de organizaciones humanitarias.
Desde enero hasta finales de octubre de este año resultaron arrestados 908 menores de edad, de los cuales 270 todavía permanecen en cárceles israelíes, afirmó la Sociedad de Prisioneros Palestinos con motivo de la celebración la víspera del Día Universal del Niño.
En muchos casos la detención se realiza en la vivienda del menor, en plena madrugada y por agentes fuertemente armados, como si se tratase de delincuentes peligrosos. Por lo general se les niega el derecho a ser visitados por sus familiares y contar con la ayuda de un abogado, tampoco reciben atención médica en caso de necesitarla y con frecuencia son golpeados, insultados o amenazados para que acepten cargos inexistentes en su contra.
En 2015 el gobierno israelí promulgó varias leyes específicas contra los menores palestinos, por medio de las cuales pueden detener, juzgar y condenar a penas de hasta cadena perpetua a quienes hayan cumplido 14 años.
Los jueces toman en cuenta la edad del menor cuando es procesado y no la que tenía cuando supuestamente ocurrieron los actos de que se le acusa.
La organización Military Court Watch reveló recientemente que el 64 por ciento de los niños palestinos capturados por los aparatos de seguridad sionistas sufren malos tratos, golpes, son forzados a mantener posturas dolorosas y obligados a firmar documentos en hebreo, idioma que por lo general no hablan.
Casi en todos los casos, inmediatamente después de la detención se les vendan los ojos, son abusados verbalmente, amenazados y se les niegan sus derechos básicos, denunció la agrupación.
La situación empeoró a partir de octubre de 2015, en ocasión del inicio de la Tercera Intifada, un desigual enfrentamiento donde una de las partes, los palestinos, usan palos y piedras que es lo que tienen a su alcance, y la otra, la israelí, emplea modernos armamentos, aviación y cohetes de alta tecnología.
En esta situación, para un niño o adolescente palestino es muy peligroso andar en las calles con una piedra en las manos porque, aunque la utilice para jugar, puede ser la causa de una “detención administrativa” si se cruza con fuerzas israelíes. Si lleva un objeto que puede ser considerado un arma blanca, su vida corre inminente riesgo.
Todo esto no es casual para nada. Los sionistas saben que están eliminando sistemáticamente a la semilla del pueblo palestino, como aquellos desquiciados militares guatemaltecos, entrenados, por cierto, en Israel, que consideraban más fácil matar a los guerrilleros cuando todavía estaban en el vientre de sus madres.