Por: María Josefina Arce
Cada nuevo informe de expertos deja entrever que al mundo le falta mucho para detener el avance del cambio climático. De hecho para la ONU la humanidad está perdiendo la carrera contra ese fenómeno, pues considera que la brecha entre las emisiones de dióxido de carbono, CO2, y los niveles requeridos para lograr los objetivos del Acuerdo de París del 2015 sigue ampliándose.
El informe anual de la ONU sobre la Brecha de emisiones alerta que para limitar el calentamiento a 2 grados, las compromisos nacionales de reducción de gases de efecto invernadero incluidos en el Acuerdo de la capital francesa deberían triplicarse colectivamente para 2030.
En reiteradas ocasiones los expertos han alertado que si no se logra detener este fenómeno las consecuencias sociales y económicas serán de grandes proporciones, lo que ha quedado demostrado por los daños ocasionados por sequías, inundaciones y eventos meteorológicos extremos.
Los economistas estiman que la economía mundial pierde el 1,5 por ciento del Producto Interno Bruto a causa del cambio climático. La agricultura, la pesca, el turismo y el comercio son algunas de las esferas seriamente afectadas.
Aunque las evidencias son muchas el presidente norteamericano, Donald Trump, vuelve a ser la nota discordante. El inquilino de la Casa Blanca, que dijo no creer en el cambio climático, el cual calificó como un invento de los chinos, rechaza ahora los efectos que tiene sobre la economía a nivel global y en particular, de su país.
El cuarto informe nacional emitido en los últimos días por el Programa de Investigación Científica sobre cambio climático, de Estados Unidos, indica que el calentamiento global puede ocasionar crecientes pérdidas a la infraestructura y las propiedades norteamericanas, e impedir la tasa de crecimiento económico durante este siglo.
Precisa el documento que el impacto de este fenómeno podría provocar que la economía estadounidense se contrajera en torno a un 10 por ciento, lo que representaría el doble de las pérdidas registradas durante la gran depresión de 1930.
En las conclusiones del informe, citado por las distintas agencias de noticias, se señala que de aquí a final de siglo los estadounidenses tendrían que afrontar gastos de unos 141 MIL millones de dólares derivados de muertes relacionadas con el exceso de calor, 118 MIL millones causados por el aumento del nivel del mar y otros 32 MIL millones por daños en la infraestructuras.
El documento es preciso y contundente en sus conclusiones, pero el presidente estadounidense rechazó la veracidad del informe de su propio gobierno. A una pregunta de la prensa contestó “No me lo creo”.
Aclaremos que la Casa Blanca debe por orden del Congreso publicar esa evaluación de los efectos del clima, pero, de acuerdo con medios de comunicación, decidió retrasar su divulgación hasta después del Día de Acción de Gracias, que se celebra en Estados Unidos el tercer jueves de noviembre, para que se diluyera su impacto con la festividad.
La realidad es que el presidente estadounidense en casi dos años de mandato ha echado por tierra el legado ambientalista de su antecesor Barack Obama, ha impulsado al sector del carbón y retirado a su país del Acuerdo de París sobre el clima, en una clara evidencia de cuán poca importancia atribuye al reto que tiene ante sí la humanidad de detener el cambio climático, pues está en peligro la vida del planeta y de nuestra especie.