Por Roberto Morejón
Médicos cubanos de regreso después de un esforzado trabajo en Brasil destacaron la satisfacción de los ciudadanos de ese último país por los servicios recibidos, una opinión posible por la calidad y humanismo de los colaboradores.
Los integrantes de la Misión más médicos finalizaron su gestión luego de que el ultraderechista presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, cuestionara la preparación de ese contingente e hiciera declaraciones amenazantes y despectivas.
Desde su escaño como legislador, el ex capitán del ejército siempre fue un duro crítico de la práctica cubana de salud.
A tono con su ideología neofascista, el futuro Primer Mandatario atacó a la Revolución Cubana a través de una vía tan sensible como la de los médicos, quienes acudieron a los lugares más remotos y pobres de Brasil para poner sus conocimientos en función de los necesitados.
Para consagrarse en condiciones tan difíciles rechazadas por médicos locales se necesitaba de una alta calificación y de sensibilidad, de la que hacen gala los cubanos en 67 países donde actualmente laboran.
No pocos médicos antillanos testimonian que atendían al prójimo en sitios de Brasil con muchos desafíos de salud.
Gracias a su profesionalidad lograron reducir la mortalidad infantil y los ingresos hospitalarios por enfermedades que podían resolverse en la asistencia básica.
Con esos avances, el sistema brasileño de salud logró rebajar costos y Bolsonaro puede consultar la lista de denuncias de errores médicos, donde no figuran los cubanos.
Sin embargo, el controvertido ex militar impuso condiciones inaceptables a los profesionales antillanos y se pronunció por
incumplir las garantías acordadas en el Programa más médicos, amparado por la Organización Panamericana de la Salud.
Para ser más ofensivo, el ultraconservador presidente electo de Brasil les exigió a los médicos cubanos someterse a la revalidación de sus títulos, un procedimiento realizado a cuenta gotas nacionalmente porque se considera una vía para regular el mercado de salud privada.
Curiosamente, el político que llegará al poder en enero próximo no insistió en demandar la revalidación de los títulos de médicos cubanos que abandonaran la misión.
Bolsonaro pasó por alto pérfidamente que los antillanos se someten a exámenes previos antes de viajar a la nación sudamericana y a pruebas periódicas mientras permanecen en Brasil.
Y además estudiaron y recibieron sus títulos en un país donde, entre otros aciertos, la mortalidad infantil es de 3,9 por cada mil nacidos vivos, entre las más bajas del mundo.
A reducir ese índice en Brasil contribuían los colaboradores cubanos, pero Bolsonaro conspiró contra su presencia.
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